Categorias: Opinión

#Quedateencasa

Edición N°11

Pasó lo que nadie podría haber adivinado que pasaría. Este evento mundial, la pandemia del coronavirus, nos tomó por sorpresa y nos hizo protagonistas de un tiempo difícil que demanda de todos tomar conciencia y, en obediencia, quedarnos en nuestras casas para el cuidado de la salud propia y ajena. Y quedarnos en casa trajo mucho más. 

Quedarnos en casa trajo la oportunidad de evaluar la situación de cada quien en su entorno familiar, puso en evidencia la fragilidad de la salud y de la economía y subrayó la importancia de las acciones del día a día. 

Quedarnos en casa nos forzó a cambiar nuestras costumbres y, de un momento a otro, replantear nuestras actitudes y posturas ante ciertos pensamientos. 

Quedarnos en casa también trajo impotencia, miedo e incertidumbres. Pero, al mismo tiempo, otros sentimientos contrapuestos, como pequeñas alegrías escondidas en lo más cotidiano, que anteriormente hubieran pasado imperceptibles

Quedarnos en casa nos hizo notar la importancia de nuestro entorno laboral, de nuestras aulas en el colegio, de nuestros caminos diarios, hasta de los viajes acostumbrados y hechos casi mecánicamente. 

Quedarnos en casa nos abrió los ojos y los corazones, para reconocer el gran privilegio que teníamos al visitar a Dios en el templo a diario y recibirlo en los sacramentos, y en la espera, avivamos el deseo de volver a encontrarlo pronto. Pero, mientras, cada hogar se hizo un templo, desde donde rezar solos o en familia, desde donde seguir las misas vía online, muy unidos por la comunión de los santos. 

Hoy nos quedamos en casa sabiendo que todo cambió.

Por eso, también nos vimos empujados a cambiar esta revista; ante la imposibilidad de encontrarnos con nuestros entrevistados o visitar el colegio para tomar las fotografías necesarias, decidimos que esta edición tendría que ajustarse al tiempo que vivimos. No desaparecer, tampoco postergarse, pero sí adaptarse. 

Este número es, entonces, diferente, y al mismo tiempo igual en el cariño y en la posibilidad de encontrar historias, anécdotas, recuerdos, y más. Es, además, un recurso que ofrecemos para que, dentro del aislamiento momentáneo, se pueda seguir aprendiendo y profundizando el orgullo de pertenecer al Colegio de San José.

Hoy nos quedamos en casa sabiendo que todo cambió.

Como alumnos y exalumnos, muchas veces, hicimos historia. Como familia sanjosiana, seguiremos haciendo historia, esta vez de manera diferente, pero siempre honrando el Fiat Voluntas Dei. Hoy más que nunca
Luigi Andrada
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