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Los desafios de la educación actual

Entrevista a Any Giucich Docente de la Institución

La profesora Any Giucich no solo enseña materias, también busca formar a sus alumnos al inculcarle principios que se llevarán consigo para siempre. Este es, según ella, el objetivo: “formar personas competentes, conscientes y comprometidas con la sociedad”.

En esta nota, nos habla de cómo inculcar valores que transmitan a los jóvenes oportunidades para crecer como buenos profesionales y mejores personas.

¿Cómo llegó a enseñar en el colegio?

La profesora María Marta Prete llevó mi curriculum vitae a las manos de mi exprofesora Margarita Torres de Garcete, quien enseguida me abrió las puertas del San José. Era el año 2001. Empecé con dos grupos, uno de informática y el 6° de Administración, enseñando matemáticas.

En mi primer día de clases, me acompañó al 6to curso, para presentarme, el profesor Victor Hugo Pereira. La verdad, me asusté; todos varones, más grandes. Para mí eran enormes. Pero fue un lindo año, y esos muchachos fueron muy educados y respetuosos. En la actualidad tengo dos áreas de trabajo: por un lado, Matemática y Estadística y por otro lado, en mi otro amor, en Ciencias Sociales, Ética, Política , Desarrollo Personal y Orientación.


Especialmente en el trabajo con los jóvenes, ¿cuáles son los desafíos y objetivos de la educación?

El desafío es formar personas competentes, conscientes y comprometidas con la sociedad, por ende con el país. Competentes, que puedan resolver los problemas de la vida cotidiana con las herramientas que les transmitimos; conscientes, que sepan lo que pasa en su realidad, en el medio, en la sociedad, y comprometidos con la sociedad. El objetivo de nuestro empeño es dar a la sociedad personas de bien. Personas que puedan construir Paraguay.

En la actualidad, la diversidad ideológica parece convertir a los valores en algo subjetivo. En este contexto, ¿cuáles son algunos principios que se deben transmitir, desde la educación?

Tres principios importantes que no deben olvidarse: la libertad, la igualdad, y la dignidad. Las falsas ideologías manipulan estos valores confundiendo en la interioridad a las personas, creando así una cultura líquida y de posverdad. Se vive en libertad enseñado a elegir el bien, más allá de los propios intereses; la igualdad, al reconocernos hijos del mismo Padre; y la dignidad, ya que todos valemos por el hecho de ser personas. Vivir la igualdad crea oportunidades para todos.

Respecto a lo anterior, ¿cuál sería la manera más efectiva de inculcar valores que, hoy y mañana, los alumnos defiendan, sentando postura?

Definitivamente, estos se transmiten en la familia, por lo tanto, hay que fortalecer a nuestras familias en la comprensión y transmisión de valores y de principios. Desde el colegio, lograr que, en el proceso de socialización, encuentren el espacio para desarrollarse como personas, vivir la tolerancia y el respeto, y propiciar espacios de interrelación entre ellos y la sociedad.
Por ejemplo, la bioética es un capítulo importante de la formación. Un año asistimos al Parlamento, donde se debatía una propuesta proaborto. Antes de participar de la audiencia, uno de los chicos tenía una opinión bastante cerrada, defendiendo el aborto. Al salir, lo primero que me dijo es que estaba equivocado. Se debe dar el espacio para hacer el ejercicio de enfrentar sus creencias y de poder rectificar sus posturas.

Considerando todo esto, ¿cuál cree que hoy es el aporte que se puede hacer desde la formación impartida en el colegio?

El colegio permite a los jóvenes crecer en valores, propiciando no solo el estudio de las Ciencias Sociales, sino también brindando la oportunidad de realizar diferentes voluntariados. Desde hace años, nuestros alumnos participan en Techo, colaboran en Operación Sonrisa, Teletón, y otras acciones para sostener a chicos iguales a ellos pero con menos oportunidades en el ámbito educativo. Y otras tantas campañas solidarias, donde no se escatima la ayuda.

¿De qué manera los profesores pueden, en esto, convertirse en ejemplo que los jóvenes quieran imitar?

Desde el compromiso con la educación y con el ejemplo. En el colegio hay quienes han inspirado y siguen inspirando a los chicos y también a nosotros, los profesores, a ser mejores cada día, no solo como profesionales, también como personas. Quiero recordar a algunos de ellos: Gladycita Heisecke de Pérez Chase, Blanca Fernández y Gloria Paiva, ya jubiladas, y algunos ya fallecidos, como Ramón Olmedo, Ana Villa, Teodoro Avelino Quintana, entre tantos otros.

¿Cómo responder a las dificultades de este tiempo, para formar hombres y mujeres que reconstruyan una sociedad herida?

Una receta exacta no hay, pero creo que la mejor estrategia es la de enseñar en el diálogo, a crear puentes con otros reconociendo la dignidad de la persona. El principio para sanar una sociedad herida es reconocer al otro. A partir de ahí, la responsabilidad es de todos.

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