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Entrevista a Victor Maria Scura, exalumno de la promoción de 1970 y Maria Eva Romero
Victor Maria Scura y Maria Eva Romero presidieron la Asociación de Padres durante dos periodos, de forma alternada, del 2000 al 2002 y del 2004 al 2006. Como Victor Scura comenta, fue un periodo que les dejó “ricas experiencias”, así como “mieles y sinsabores”, sobre las que profundiza en esta entrevista.
¿Podrían hablarnos de los periodos en que les tocó presidir la asociación?
Fueron años que nos dejaron ricas experiencias en el relacionamiento con nuestros hijos y el colegio. Acompañamos proyectos del alumnado, impulsamos el debate entre las autoridades y los alumnos. Participamos en el “Consejo Consultivo”, formado por todos los estamentos, foro en el cual se trataban todos los temas inherentes a la educación. A pesar de que este no cuenta con poder de decisión, es un espacio en el que se analizan las inquietudes y necesidades, tanto del alumno como del padre y del profesor. Como en toda actividad, pasamos momentos de alegría y momentos de tristeza. Nos tocó una crisis que dejó al San José en primera plana en toda la media, lo que más tarde derivó en la remoción del primer director académico laico. Fue una de las mayores crisis vividas en el colegio, que yo sepa. Fue un tiempo duro porque todo el periodismo se volcó sobre nosotros, los demás colegios se solidarizaron a medias. Se le estigmatizó al colegio.
Los dos periodos estuvieron marcados por acontecimientos relevantes y trascendentales, entre los que se destacan la transición de la dirección religiosa a la dirección laica, la creación del consejo directivo, el centésimo aniversario de la fundación del colegio y la primera promoción de niñas.
Los tiempos cambian como también cambian las necesidades y hay que adaptarse
¿Cómo resumiría la experiencia de estar al frente de la asociación?
Entre mieles y sinsabores fue una experiencia extraordinaria. Sentir que acompañamos a nuestro mayor tesoro, que son nuestros hijos, en la mejor y la más difícil etapa de sus vidas, provoca una satisfacción maravillosa.
Hablamos de sinsabores porque no siempre logramos los objetivos fijados. Por otro lado no todos los padres comprenden el rol que juega la APAC. Debemos priorizar el interés común sobre los particulares y eso muchas veces no son bien aceptadas por algunos. Sin embargo, lo más gratificante es saber que ellos nos necesitan, dentro y fuera de la casa, y estamos cumpliendo íntegramente con el papel de velar por la educación de nuestros hijos. En consecuencia con este postulado, tuvimos la enorme satisfacción de acompañar diversos emprendimientos de los jóvenes. Tales como torneos intercolegiales, campamentos, proyectos escolares donde van desarrollando y enriqueciendo sus habilidades, sus liderazgos; tuvimos oportunidad de acompañar el campamento tradicional y apoyar el campamento expedicionario.
Conjuntamente con la APAC del colegio Internacional logramos organizar jornadas de diálogo y debate sobre las diferencias, entre ambos alumnados, que mantenían viva una vieja historia de rivalidades.
Lastimosamente, también pasamos momentos de extrema tristeza cuando jóvenes alumnos dejaron la tierra para convertirse en nuestros ángeles, entre ellos una deportista que nos dejó una tarde, defendiendo los colores celeste y blanco. No menos triste fue despedirle al querido padre César Alfonso de las Heras quien partió a la eternidad en el año centenario de colegio.
Luego de pasar por situaciones como estas, ¿cuál cree que es la función principal de la APAC?
La APAC cumple una función importante, defendiendo los intereses del alumnado, de los padres, coadyuvando con el colegio en la labor educativa. Esto se da de diversas maneras. Existe un acompañamiento constante e ininterrumpido a la institución a través de sus directivos, profesores, padres y alumnos. La reforma educativa confirió a las asociaciones de padres el carácter de estamento en la comunidad educativa.
¿Cree que hay objetivos que se mantienen, aun con el paso de las diferentes directivas?
Hay objetivos que no cambian, que serían la pista sobre la cual juega, y por supuesto, también aquellos que son específicos, que serían coyunturales. Los tiempos cambian como también cambian las necesidades y hay que adaptarse. En nuestra época vimos la necesidad de convertir en bilingüe la educación en el colegio. Tropezamos con muchos inconvenientes. Hubo discrepancias en todos los niveles y no llegamos a buen puerto. Hoy, con la tecnología a 1.000km por hora, tal vez ya no sea muy necesario y debamos desviar la atención hacia la formación en informática. Y así, muchas otras necesidades trazan nuevos objetivos.
¿Cómo cree que la APAC podría acompañar a las familias en un momento como el actual?
La verdad es que no tengo una receta para sobrellevar una situación como la que nos afecta en estos momentos. Hoy vivimos una situación muy especial. La pandemia cambió abruptamente nuestro modo de vivir. Creo que la APAC debe estar alerta para defender los intereses de los jóvenes y de los padres, debe velar por el proceso educativo, que dio un giro de 180 grados y corre peligro de dar un paso atrás. Es muy probable que la mayoría de las familias estén pasando penurias de todo tipo, en especial en lo económico. Es importante que los jóvenes mantengan su matrícula y no se vean obligados a abandonar el colegio. Es sumamente importante que todos reciban una educación excelente, que satisfaga plenamente las necesidades formativas de un joven del siglo XXI. Luchen para mantenerse fuertes y busquen el bien común, defendiendo los supremos intereses de los alumnos. Nuestros hijos merecen, ellos necesitan, ese apoyo en la etapa más difícil de sus vidas.
¿Algún mensaje para la dirección y miembros de asociación actual?
Les deseo, primeramente, éxitos en sus cometidos. La asociación de padres es un voluntariado que tiene como recompensa la satisfacción de poder desarrollar la vocación de servicio. Nunca flaqueen. Velen siempre por la calidad educativa, por el bienestar común y por el crecimiento espiritual de los jóvenes. No siempre es fácil, no siempre es comprendida la labor, pero aun así es reconfortante.