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Entrevista a Nicolás Acha, exalumno de la promoción de 2001
De buenas a primeras, me gustaría cumplir todos los objetivos”, confiesa Nicolás Acha, al referirse a algunas metas que la Asociación de Exalumnos se trazó al empezar un nuevo periodo directivo. Para que esto sea factible, el nuevo presidente de este estamento se propone involucrar a muchas personas que puedan aportar a las iniciativas previstas.
¿Qué puede decirnos de su reciente llegada a la presidencia de la Asociación?
Tengo que empezar por el gran honor y la satisfacción que es para mí contar con la confianza de tantos amigos y compañeros de tantos años del colegio, o, por cuestiones generacionales ya, de la misma asociación. Personalmente, me encuentro trabajando activamente desde hace 8 años en el Consejo y una de las cosas que me queda de todos estos años es que en el camino irremediablemente te vas encontrando con distintas convicciones, distintas maneras de ver, todas apreciables. El desafío creo que está en que podamos desde la directiva aunar esfuerzos entre todos, en una sola dirección: seguir prolongando a través de nuestra institución el orgullo de ser exalumno del San José, para nosotros y las generaciones venideras.
Lastimosamente, el momento excepcional que estamos atravesando nos obliga a que pongamos nuestras fuerzas en otra dirección y que los proyectos que teníamos, al menos para este primer año, queden postergados. Es probable que muchas de las iniciativas que teníamos proyectadas no puedan ser realizadas, pero quizás sea tiempo de tomar otros rumbos, obligadamente, redefinir nuestros postulados de solidaridad como asociación. Por ejemplo, reformular algunas de nuestras acciones e ir en dirección de quienes necesitan. Y, por supuesto, lograr que, cuando todo esto pase, no perdamos esa línea Que no se trate de algo temporal.
¿Qué acciones llevarán adelante, principalmente?
Hay que entender que las bases son sólidas y están puestas gracias al trabajo de muchísimos exalumnos que, en este largo camino que transitó nuestra aso, se pusieron al servicio de la misma, fueron poniendo su grano de arena para que hoy tomemos la posta de algo muy grande, con una masa societaria muy numerosa, con una importante sede social, una sede en SURUBI’Í al nivel de las mejores instituciones deportivas del país, planteles deportivos que compiten en competencias extremadamente exigentes desde todo punto de vista, etc. Entonces, hay mucho por hacer, pero puedo resumir en dos líneas de trabajo el sentido que me gustaría darle a nuestras labores, al menos en este primer año. Aparte de las muchas cuestiones que tangencialmente se deben atender: primero, tenemos la ilusión y el serio propósito de dar una nueva cara a nuestra sede social, a nuestra casa, para que todos nosotros podamos disfrutar de este espacio privilegiado que tenemos los exalumnos. Sin dudas, supondrá un gran esfuerzo de todos, pero también siento que estamos obligados a estar siempre a la vanguardia y adaptarnos a las necesidades de los socios, no solo para el disfrute de todos, sino por la obligación de no descuidar este valioso patrimonio de la asociación. En este primer año nos comprometimos desde el consejo a sentar, al menos, las bases que nos permitan soñar con una refacción definitiva de nuestra sede social. Y, si por razones de fuerza mayor, en el contexto del coronavirus, no podemos avanzar, será el siguiente.
En otro orden, tenemos que llevar a cabo una revisión profunda de nuestros estatutos sociales, puesto que, obviamente, en algunas cosas los lineamientos (que datan del año 1984) en muy poco se ajustan a la realidad de nuestros días. Esto es algo que lleva tiempo y que debe involucrar a mucha gente, a la mayor cantidad de exalumnos, para luego redefinir nuestras bases entre todos.
Yo soy consciente de que aún resta mucho camino por andar»
¿Cómo describiría la participación de los exalumnos anteriormente y que espera a futuro, más teniendo en cuenta la situación actual?
Yo creo que cada tiempo tuvo o tiene sus propias demandas. Pero la envergadura que tomó nuestra asociación en el último tiempo, y el hecho de haber perdurado por más de cien años, es una muestra clara de que las cosas se van haciendo bien.
Por ejemplo, apostar por la sede deportiva de Surubi’i fue un gran acierto de muchas personas, que desde hace mucho tiempo vinieron forjando de a poco el sueño de la sede propia, y de quienes tomaron el proyecto y lo ejecutaron hasta el final. Fue un acierto porque, además de revestir de mayor notoriedad a los torneos de fútbol, sin ninguna duda constituye hoy nuestro principal sostén.
Nos dio, además, un salto de jerarquía como institución, a lo que se suma lo intangible, que radica en la fuerza que nos da para cumplir nuestro primordial objetivo de mantener viva la consigna de seguir sosteniendo los vínculos por generaciones, facilitando el reencuentro que permita sentir el espíritu sanjosiano.
Ahora bien, debemos valernos de las grandes iniciativas del pasado para proyectarnos hacia el futuro. Creo que hay una gran cantidad de amigos exalumnos que tal vez no encuentran hoy su lugar en la asociación, a lo mejor porque no fuimos aún capaces de construir espacios permanentes fuera del deporte. No creo que sea culpa de nadie ni de nada, pero, sin lugar a dudas, hemos crecido al máximo en una dirección.
Hoy está en nuestras manos ponernos a prueba y ver si tenemos la capacidad de multiplicar todo este cúmulo de largo trabajo de tantas generaciones en otros sentidos. Cuantos más espacios de interés seamos capaces fomentar para los socios y no socios que a la larga tengan la voluntad de asociarse, vamos a poder compartir con más compañeros.
Y, si lo tengo que poner en el contexto actual, claramente nos obliga a mirar hacia nuestra pata de beneficencia, uno de los objetos sociales sobre los que se funda nuestra asociación. Hoy empezamos con un grupo las ollas populares, dando una nueva cara a lo que eran nuestros lunes de exalumnos. Lo mudando a los sábados y en favor de quienes necesitan. Se me ocurre que, cuando todo esto (la cuarentena, la pandemia) acabe, podría ser una actividad instalada
En su opinión, ¿qué metas aún debe alcanzar la asociación?
Yo soy consciente de que aún resta mucho camino por andar según las metas trazadas y la institución que imaginamos de cara a los tiempos que vienen. Siguiendo la línea de lo que vengo explicando, como asociación rotundamente las metas a alcanzar están ligadas a fortalecer los aspectos fuera de lo deportivo y social. Por supuesto, sin dejar de lado estos.
¿Algo que quiera añadir?
Creo es justicia dar el destaque que merecen todos los que se acercan a la aso desinteresadamente a poner su valioso tiempo: desde la dirigencia de los equipos del deportivo, organizando los torneos de fútbol, básquetbol, vóley, que se venían con todo y no se pudo empezar; las campañas de recolección de sangre; los lunes de exalumnos; los miembros del consejo directivo; también los colaboradores que se ocupan de lo administrativo, porque en realidad son todas estas personas las que hicieron y hacen que seamos cada vez más grandes.
Aprovecho para mencionar de nuevo que agradezco a quienes me depositan su confianza, frente lo que no cabe más que honrar con esfuerzo, con sacrificio, y la voluntad de seguir enalteciendo a la asociación. Desde el acierto o el error, que se sepa que todo se hace con las mejores intenciones siempre y con el mismo amor que tenemos todos por el San José.
También quiero recordar que las puertas de la asociación están abiertas para todos (ni siquiera me siento con derecho a decir esto) y necesita de todos, sin excepción, para seguir empujando hacia el futuro la noble iniciativa de nuestros fundadores. Como dije al inicio, que muchas generaciones más de sanjosianos y sanjosianas sigan sintiendo el mismo orgullo que sentimos todos nosotros hoy de pertenecer a nuestra asociación.