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Entrevista a Gustavo Borgognon, exalumno de la promoción 1989
Gustavo Borgognon, actual presidente del Rugby & Hockey San José, opina que ejercer un deporte es de suma importancia para los jóvenes, quienes asimilan lecciones y valores de manera mucho más fuerte. En este caso, nos referimos al deporte del rugby.
¿Cómo llegó ud. A involucrarse con el club, hasta alcanzar la presidencia?
Yo soy exjugador, jugué hasta el año ‘96, tuve una lesión y dejé de jugar, me involucré en otro deporte. Hasta que hace 10 años mis hijos empezaron a jugar y, con eso volví a entrar al rugby, primero como padre, luego como entrenador, luego me llamaron a la comisión directiva… pero si tuviera que indicar una sola cosa que me hizo volver al rugby, serían mis hijos
¿Cómo inició el nuevo capítulo del san josé rugby & hockey?
Nosotros fuimos electos en Asamblea del 2016, luego de dos años del presidente Ariel Biedermann, antes de eso estuvo Enrique Riera. En ese periodo de tiempo, lastimosamente, las cosas no se estaban dando bien para el club.
Teníamos un problema de volumen, por más que hubo muchos jugadores en una época estábamos todos separados. Había poca gente en las inferiores, en el plantel superior… estábamos pasando por un momento relativamente malo. Por eso, la comisión directiva, con algunas modificaciones se mantiene hasta hoy – en el 2018 tuvimos nuevamente elecciones, ya que dura 2 años cada periodo -, primero pensó en cómo captar cada vez más jugadores, más gente.
El rugby es el mejor deporte que hay en nuestra sociedad
¿Qué acciones realizaron para lograr este objetivo?
Así empezamos a hacer ciertas inversiones que facilitan la comodidad: graderías, techo en las graderías, cantina, cosas así, que hacían que la gente tenga más ganas de estar en el club. Eso en el área más bien social.
En cuanto al área deportiva, nos dijimos “vamos a empezar a crear nuevos equipos de rugby, eso va a hacer que venga más gente para llenar los espacios vacíos”. Porque el rugby tiene solo cinco equipos: M14, M16, M18, intermedia y primera. Y si calculamos 25, o 30 máximo, jugadores por equipo, nos limitamos a 150 personas. Entonces decidimos crear nuevos equipos para intentar duplicar la cantidad de jugadores, dando mayor infraestructura para que más padres quieran estar, ex jugadores, público… y buscar ese volumen.
Ese fue el puntapié inicial. Se invirtió en las comodidades del club, se abrieron las nuevas divisiones, y en tres años lo que se logró fue tener el doble de equipos que los demás clubes. No aún el doble de jugadores, pero eso nos permite tener aún abierta la posibilidad de traer más gente a los equipos. Mejoramos mucho el nivel de juego, porque hay más competencia interna, los chicos mismos compiten para ser mejores.
Al traer de vuelta a los viejos jugadores y dar es comodidades logramos tener más entrenadores, más formadores. Eso fue como una bola de nieve que fue creciendo, hoy ya estamos en un segundo paso, que es empezar a crecer en calidad. Eso significa no más inversiones en la estructura del club sino en profesionales del deporte, capacitaciones, para que el área deportiva del club mejore en general.
¿Cuáles son los valores que cree que se pueden transmitir en este deporte?
Hay unos valores muy específicos del rugby, están demasiado claros en todos los clubes y en todo el mundo. Si tuviese que citar sería: integridad, pasión, solidaridad, disciplina, respeto. Y yo agregaría el trabajo en equipo. Lo que se logra con el rugby es que los chicos aprendan a ser muy disciplinados, es un deporte con muchas más exigencias que otro.
Mejoramos mucho el nivel de juego, porque hay más competencia interna
¿Qué enseñanzas del deporte impactan en la formación y desarrollo personal?
Se enseña de muy pequeños a no hacer trampas. Hay que darle el valor que se merece al equipo contrario, sin el cual uno no podría estar jug Así, el equipo contrario no es un “rival” sino un compañero de juego. El respeto es sumamente importante, hay que respetar al árbitro en todas las decisiones que tome, aunque se equivoque.
Sobre la solidaridad: en casi todos los deportes los jugadores tienen su nombre en la camiseta y mantienen su número, en el rugby no ocurre así; el nombre no está escrito en la camiseta y el número depende de la posición en la que juega. Eso lleva a que no existan individualidades. El deporte en sí no permite que un jugador tenga la pelota 2 o 3 segundos, eso incluso es mucho. Hay que aprender, indefectiblemente, a jugar en equipo, no entra en el juego el egoísmo.
Se enseña también que uno no debe quedarse en el piso: en ese caso uno le está dejando a su equipo sin un jugador menos, por eso se enseña que hay que levantarse lo más rápido posible y volver al juego, sin importar cuántas veces uno caiga. Estas son enseñanzas que en la vida también sirven. Otra es: siempre ir hacia delante. En el rugby uno no puede retroceder, mientras que en otros deportes la estrategia puede requerir un retroceso. Esta cantidad de valores y enseñanzas terminan catalogándolo como un deporte de caballeros.
¿Y cuáles cree que son la relación entre estos valores con el espíritu del San José?
LECTURA
Creo que el colegio casi cultiva los mismos valores del rugby, al menos de lo que recuerdo de mi época. En aquel entonces nos enseñaban estas mismas cosas, a través de otros deportes o anécdotas quizás. El compañerismo, por ejemplo, es algo que en el San José se trabaja, se valora. Y eso tiene mucha relación con lo que se aprende en el rugby.
¿Cuál fue su experiencia con el rugby y su familia?
Cuando mis hijos empezaron a crecer y con mi señora empezamos a pensar en cuáles son las cosas que deberíamos lograr que nuestros hijos hagan para ser mejores personas, vimos que el rugby era una de ellas. Hoy, diría con seguridad, no nos equivocamos. Es el mejor deporte para el desarrollo psicomotriz de un joven. Todas estas enseñanzas, valores, el trabajo físico que incluye, llevan a que los hijos no estén metidos en vicios, “farreen” menos, tengan otra forma de ver las cosas.