Entrevista a Luis Nery Huerta, docente de la institución, exalumno de la promoción 1981
La academia de teatro surgió en el 2009, es decir, cumple una década de existencia este año. El profesor Luis Nery Huerta fue quien estuvo presente en su origen, promoviéndolo y consiguiendo, con un grupo entusiasmado de alumnos, presentar importantes obras. Pero, más allá del resultado del esfuerzo, que se observa sobre el escenario, el verdadero éxito está escondido tras bambalinas, en el crecimiento individual de cada joven.
La academia surgió casi accidentalmente, cuando yo empezaba a ser profesor guía de los grados de educación básica. En el año 2008 fui profesor guía de séptimo y, cuando llegó setiembre con sus actividades culturales de las olimpiadas estudiantiles, se me ocurrió invitar a este curso a hacer una revalidación de la “tradición teatrera” del colegio San José, haciendo referencia a años pasados, en los que el colegio llegó a representar obras en el teatro municipal. También haciendo referencia a algunas pocas actuaciones que habían tenido lugar en el 2007 y que habían sido de un nivel considerablemente bueno. En realidad, mentí en cuanto a la seriedad con la que se estaba realizando – que era ninguna – y, por suerte, me creyeron. Resultó una obra maravillosa que se llamaba “La semillera”, que salió increíblemente bien. La dirección del colegio nos invitó luego a hacer obras referentes a San Miguel Garicoits, a la recordación del colegio, etc. Hacia fin de año, luego de una actuación grande, en el camerino, les pregunté a los alumnos si serían capaces, unos años más tarde, de fundar una academia de teatro. Mi sorpresa fue grande, porque saltaron y gritaron que querían la academia “ya”. Así fue que un grupo de chicos de séptimo grado se decidieron a fundar una academia, como creo que no ha sucedido antes en la historia del colegio. Se pudo concretar el paso cuando el consejo directivo dio validez oficial a la academia de teatro, el 9 de marzo del 2009. Este año cumplimos diez años.
Algunos años tuve que separarme de la asesoría de la academia y el grupo que quedó en la academia me expuso que se resintió mucho la participación, y me pidieron que regrese. Volví y preparamos obras importantes. Aun así, hubo altibajos, en algunos momentos pensamos que estábamos atravesando crisis graves. El año pasado, por ejemplo, no preparamos ninguna actuación. Sin embargo, gracias a Dios, este año, el año de la primera decena de la academia, hubo un repunte; no sé si fue un milagro o consecuencia de la labor de grupos anteriores, este grupo – especialmente alumnos de noveno grado – ha realizado varias obras. Hemos representado fuera del colegio obras, incluso algunas sin mi asesoramiento. Esto denota la autonomía de esta dirigencia.
A veces parece que estuvieran jugando, pero entre juego y juego, hacen cosas muy serias. Lo único fijo que tenemos es que nos encontramos los lunes a las 15:15. En cuanto a lo demás, el método se va definiendo según lo que siente la dirigencia que se necesita en el momento. Lo normal es empezar con ejercicios, que además de productivos sean directivos. Una dinámica muy común también es pasar directamente a imaginar nuevas obras.
Las obras presentadas hasta ahora fueron creadas en conjunto, en la academia. Normalmente traigo un libreto medianamente pensado, pero juntos vamos ideando nuevos personajes, situaciones, etc. Esto tiene un atractivo importante, y se crea una calidad de familia, cada alumno es importante y se siente a gusto en este conjunto. Cuando se reciben, pasan los años, los exalumnos que estuvieron por la academia vuelven y denotan muchísima emoción al compartir con los alumnos.
Cualquier alumno tiene más interés del que parece. Incluso alumnos que, al comienzo, piden expresamente no actuar, al poco tiempo piden participar, actuando incluso en los papeles más preponderantes. Me di cuenta de que en ese primer momento necesitan toda la contención del mundo. Lo que necesitan entender es que van a ser aceptados y queridos de cualquier manera.
«La gratificación como asesor de la academia de teatro, es ver cómo las personas cambian tan visible y positivamente, simplemente por el hecho de participar»
Cuando ocurre lo que mencionaba antes, la contención y el apoyo, surge el motivo por el cual vinieron: ellos quieren expresarse. Aunque fuera con palabras de otro autor, o con ideas que surgieron de los compañeros, o de uno mismo. Gran parte o casi todos tienen este deseo de expresar con la mirada, el lenguaje, el cuerpo. Cuando lo logran, ocurren cosas muy positivas en su personalidad o solucionan ciertos problemas que hayan podido ocurrir. Puedo decir que hubo casos en los que se pudo evitar desgracias en las vidas de muchos que han pasado por acá, y también que esta actividad abrió nuevos horizontes y también oportunidades futuras para muchos jóvenes que formaron parte de esta academia.
Libertad de expresarse y conciencia de lo que es la amistad. Son las dos cosas que están íntimamente unidas, en realidad, en lo que se puede ver en ellos. Lo segundo que cité es lo que permite que surja la libertad de expresión y, luego, la confianza para perfeccionar su expresión. Eso es lo que les mueve.
Tenemos la misma imprevisibilidad de siempre. Tenemos ganas e ideas de hacer obras, especialmente relativas a la historia del colegio, pero aún estamos calculando que es lo más factible de preparar en el tiempo que nos queda. Creo que nos falta la experiencia de una obra con mayor escenografía y vestuario, que podamos sentir, como en otros momentos de la historia, que estamos haciendo teatro con todas las letras. Eso creo que daría el homenaje que se merece la academia de teatro.
La gratificación es la misma que uno tiene por ser docente, que es conocer personas. Pero, como asesor de la academia de teatro, hay una especial, que es ver cómo una iniciativa que nació de mi interés fue concretada con el interés de los chicos. También, ver cómo las personas cambian tan visible y positivamente, simplemente por el hecho de participar de esta actividad.
Siento orgullo y alegría por vivir esto, agradezco a Dios que me haya permitido vivir esto en un periodo tan lindo de mi vida, siendo testigo de que se puede tener esperanza en la juventud. Para mí, fue una salvación estar aquí y ver que no tienen sentido los pensamientos pesimistas en cuanto a la juventud; el futuro es hermoso cuando se ve a jóvenes como estos, haciendo algo tan positivo, con tanta alegría y tanta dedicación.
Responsables principales del reconocimiento de la Academia de Artes Escénicas en marzo de 2009:
Hans Köhn y Celina Ferreira, promo 2013. También la salvaron en los peores momentos de dificultad.
Otros grandes actores y líderes:
Facundo Escribá (2014), Alexa Calvo (2013), Melanie Román (2017), Belén Torres (2017), Sebastián Servin (2016), Luis Jure (2018), Nicolás Romero (2017).
Obras principales
“Cruzando la línea del tiempo”, “Ecce Venio”, “Una noche en la Torre”, “Testigos de la historia”, “Hablemos de Familia “, “Dejando huella”, “Hotel Grandeza
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