Rugby en familia

Entrevista a Daniel Martínez, exalumno de la promoción 1986 y Ezequiel Martínez, alumno de la promoción 2020

Si por algo se ha caracterizado el deportivo san José es por contar con algunos de los mejores equipos de rugby que haya visto el deporte paraguayo. En medio de tantas glorias, existen algunos rugbiers del sanjo que han transferido la pasión por el deporte a sus hijos, como el de Daniel Martínez, quien no solo vio a su chico Ezequiel destacándose en el campo, sino que además tuvo la oportunidad de dirigirlo y campeonar con él.

¿Cuáles han sido sus principales logros dentro de lo deportivo?

Ser, prácticamente, jugador campeón en todas las divisiones juveniles, a excepción de mis 2 primeros años como jugador en M14, cuando perdimos contra el Club Asunción, que tenía un equipazo.

A partir de ahí fuimos campeones en la M15, M16 y juvenil. Fueron esos años en los que, más que aprender a jugar, Kike Bareiro, Santiago quevedo, Negro Denis, Enri Riera, Kili Gallol me enseñaron a ser rugbier dentro y fuera de la cancha. Después jugué 15 años en la Primera División y fuimos campeones 11 años.

¿Cuál fue el momento más significativo que vivió como parte del plantel de rugby del San José?

Muchísimos. Estando en la quinta División vi a los que después fueron mis entrenadores ser campeones, luego de que el Curda ya hubiese conseguido como 6 o 7 campeonatos seguidos. Cuando subí a Primera División, el coach me nombró titular en mi primer partido frente al archirrival, y ganamos en su cancha.

Todos los que jugaban en el San José en esa época eran jugadores de otro planeta, monstruos, y me cuidaron como si fuera su hermano menor. otros momentos importantes fueron haber sido jugador y entrenador de las infantiles, ser electo capitán y mejor rugbier del club.

Cuando volví a jugar después de casi 10 años, fuimos campeones en la intermedia. El coach era Paloma Matiauda, compañero de equipo de toda la vida, y mis compañeros eran en su mayoría jugadores que yo entrené en las infantiles. El año pasado, siendo coach de la M16, fuimos campeones, y tuve el honor de serlo con otro coach, Kike Bareiro, mi primer entrenador cuando tenía 14 años.

Creo que lo mejor fue haber sido campeón en el 2015 como coach de la M14, cuando jugaba Ezequiel. Aquel fue su primer campeonato oficial. El año pasado ocurrió lo mismo en la M16. Hay un video filmado por nuestro querido Bomber donde termina el partido y yo entro corriendo a la cancha y voy directo a abrazar a Eze, casi nos reventamos los pulmones los dos de la felicidad al poder compartir ese campeonato que realmente nos costó. Gracias al sacrificio, compromiso y ganas ganamos al Curda el único partido del año, la final.

¿Qué tanto une a la familia el hecho de que algunos de sus miembros compartan la pasión por un deporte?

Ya desde que éramos novios con María Celina la excusa era el rugby. ¡Imaginate hoy con su bebé Ezequiel jugando y las nenas! No hay partido que él juegue en que no estén presentes María y sus hermanas alentándolo. Es la excusa perfecta para los domingos en familia.

Todos los que jugaban en el San José en esa época eran jugadores de otro planeta

¿Cómo es la exigencia de un padre hacia su hijo cuando este practica el mismo deporte?

La exigencia es como padre primero, porque en la casa está definido que un deporte hay que hacer y tiene que ser en serio. Como yo soy un fanático total del rugby, te imaginás la presión para Eze. Realmente lo que quiero es poder transmitir todos los valores que a mí me transmitieron mis entrenadores: la disciplina, el compromiso, la humildad, el trabajo en equipo y la amistad.

¿Hay alguna diferencia o característica singular en la relación entre un padre y un hijo rugbista?

En mi caso, sí. Yo fui uno de sus entrenadores en gran parte de su paso por las juveniles, viajamos juntos muchísimas veces, en una oportunidad nos fuimos a Sudáfrica, donde el rugby se respira en todos lados. él hasta juega en mi mismo puesto, tercera línea. Se me derrumba todo cuando lo veo jugar.

Realmente lo que quiero es poder transmitir todos los valores que a mí me transmitieron mis entrenadores

¿Algo más que agregar?

Mi historia de vida como rugbista. La primera regla es intentar y la segunda intentar de nuevo. Es un deporte que exige. A veces te duele todo, pero de algún lado sacás fuerzas. te enseña que, en la vida, sin importar el tamaño o la forma, no hay límites ni obstáculos que no puedas superar.

Nunca hay que rendirse, ceder o retroceder un centímetro, eso es algo que siempre le digo a los chicos. Dos ejemplos de rugbiers que hoy ya no están son el Dr. Camello Yaryes, un ídolo que fue mi médico desde que empecé a jugar. Siempre que me golpeaba y consultaba me decía “macanada, Dani, no te pasó gran cosa”. Son como los golpes de la vida, siempre tenés que recuperarte.

El otro amigo con el que tuve el honor de jugar fue Enrique “Muñeco” López Lohman. una de las últimas veces que lo visité, porque estaba muy avanzada su enfermedad, me dijo “estoy bien, Dani, me voy a curar. Yo soy rugbista y no voy a dejar que esto me gane”.

Nunca tuve buena memoria como para recordar cómo terminaban los partidos, por cuánto ganamos, cómo fue la jugada, quién hizo el try… pero hasta hoy no me olvido de mis amigos del San José Rugby Club. ¡qué mucho nos divertimos!