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Promo ‘86

Promoción 1986

Cada promoción tiene sus recuerdos de colegio. Algunos exalumnos coinciden en lo que fue bueno o malo, otros se llevan en el corazón y en la memoria detalles y anécdotas que quizás pasaron desapercibidos para algún compañero suyo.

Curiosamente, todos los alumnos del colegio San José sí coinciden en una cosa: fueron afortunados por vivir su educación primaria y secundaria en esta casa que les transmitió tantos valores y tantas enseñanzas.

FEDERICO GALEANO

“ESTAR EN EL COLEGIO SAN JOSÉ FUE EL MEJOR MOMENTO”

El colegio me ha dado una formación integral (académica, deportiva y espiritual) más que excelente. Sumado a eso, los profesores y sacerdotes del colegio me enseñaron la mística sanjosiana y sus valores clave: apuntar alto, buscando siempre obtener lo mejor, la medalla de oro, dando lo máximo de cada uno, el valor de la amistad, de conservar amigos para toda la vida, y la responsabilidad de ser un líder en la sociedad, que guíe e inspire a las personas.

Como anécdota, recuerdo que en sexto curso unos compañeros hicieron desaparecer la mesa y la silla que usaban los profesores en el aula. En su reemplazo, trajeron una mesita con una sillita del jardín de infantes, y los pusieron en el lugar del profesor. Después del recreo, entra una profesora a la clase, se sienta en la sillita y empieza a llamar lista. No aguantábamos la risa. Unos minutos después, entra el prefecto, José Antonio Galeano, y tampoco pudo contenerse, tuvo que salir del aula para reírse.

Pero no puedo decir que hubo un mejor momento. Estar en el colegio San José fue el mejor momento. Cada día, cada año, en el colegio, en la quinta, en los campamentos… todo junto, durante lo que duró aquella época inolvidable fue “el mejor momento”.

JOSÉ BARBOZA

“APRENDÍ A NO PERDER EL RASTRO DE MIS VERDADEROS AMIGOS, A MANTENER LA DIGNIDAD Y TRANSMITIR LA RELIGIÓN CATÓLICA A MI FAMILIA”

Durante mi época, el colegio San José era muy respetado, y enseñaba a respetar a la gente. Ahí aprendí a no perder el rastro de mis verdaderos amigos, a mantener la dignidad y transmitir la religión católica a mi familia. Del colegio tengo muchas anécdotas, entre ellas, salir los viernes, ansiosos, en caravana, deseosos de pasar bien, pero sin miras a “matarnos”, tomar alcohol, etc. Cuando salíamos en caravana parábamos el tráfico, buscábamos llamar la atención para convocar a nuestras fiestas (Ramses, Totem, Porkys), pero siempre con buenas intenciones, con una diversión sana, sin alcohol… no necesitábamos eso para pasarla bien.

También recuerdo fiestas de fin de año en la casa de Juanca Wasmosy, espectaculares, muy esperadas. Estábamos felices de estar todos juntos. Escuchábamos música, jugábamos fútbol, entrábamos a la pileta… luego de pasar todas las materias. Además, quiero mencionar el debate de las listas propuestas para el Centro de Estudiantes. En época de dictadura, participar de una actividad tan estudiada, democrática, era muy lindo.

Luego, poco después de terminar el colegio, fui padre, y mi última cuota la pagué el año pasado.

DANIEL FRANCO

“EL COLEGIO ME ENSEÑÓ A DAR MUCHO VALOR A LA AMISTAD, AL COMPAÑERISMO, A LA SOLIDARIDAD”

El colegio me enseñó a dar mucho valor a la amistad, al compañerismo, a la solidaridad. Esta identidad es la que reflejamos día a día en nuestras actividades. Nos dio el círculo social sobre el que giramos, y los valores que nos hacen reaccionar positivamente.

Aprendí el culto a la amistad, a estar siempre cerca de las personas a quien quiero. También recibí una excelente formación académica, que hizo que el ingreso a mi carrera universitaria, así como mi desempeño durante la misma, fueran fáciles.

Muchos fueron los momentos importantes dentro de la institución, pero los dos últimos me marcaron fuertemente. En ellos fue fuerte la experiencia de la amistad y la presencia de Dios, con lo vivido durante la enfermedad y muerte de Juanca.

Actualmente sigo ligado al colegio, ya que tengo dos hijos exalumnos y una hija que todavía está en el colegio. Estos tres hijos también viven muy pendientes del gran Colegio de San José.

GUSTAVO FACETTI

“CREO QUE EL TIEMPO NO PASÓ PARA NOSOTROS, LOS DE LA PROMOCIÓN ’86″

La formación académica fue excelente. Puedo comparar con la educación de mis hijos, y veo distancias entre lo que recibí y hoy reciben mis hijos. obviamente, esta preparación me ayudó en mi ingreso a la facultad.

Yo también destaco la experiencia vivida con Juanca, como persona cercana a él. Fue un momento difícil y doloroso, que marcó a nuestra promoción. Pasó poco tiempo con nosotros, pero nos dejó un gran ejemplo de amistad verdadera y solidaridad única, que pregonaba con hechos.

Durante mis años esolares participé en distintas actividades, por ejemplo, en la academia de historia. Pero lo mío era más el deporte, principalmente el fútbol, aunque también volley y tenis. Por supuesto, todos participábamos en la preparación de los intercolegiales, kermesse, fiestas, desfiles y en la elección del Centro de Estudiantes.

 Creo que el tiempo no pasó para nosotros, los de la promoción’86. Seguimos siendo amigos de toda la vida, encontrándonos en el infaltable exa, siendo, 33 años después, los mismos pibes.

AGUSTÍN ANDRADA

“EL AMOR AL COLEGIO ES ESPECIAL E INCOMPARABLE, AGRADEZCO INFINITAMENTE A MIS PADRES POR HABERME PERMITIDO ESTUDIAR EN ÉL”

El colegio San José es una institución diferente. Lo que aprendí en el colegio fue, sin lugar a dudas, el cimiento para mis estudios universitarios y mi vida profesional.  Tuve la oportunidad de ingresar al preescolar, hacer la primaria y la secundaria, eso me permitió hacer grandes amistades. Mis compañeros de la promoción ’86 son especiales, pero así también tengo un cariño enorme a las promociones cercanas a la nuestra (’85 y ’87) y a las que tuve la suerte de conocer. Una de las experiencias más fuertes, que llevaré a la tumba, fue haber perdido a mi mejor amigo, Juanca, pues estuve muy cerca suyo antes de que nos dejara.

También conocí a profesores y sacerdotes extraordinarios, que me transmitieron enseñanzas para toda la vida. Entre ellas, me caló hondo el compañerismo, el amor al prójimo y el sentido a las siglas que nos dejó el P. Alonso (A.T.A.): Amistad, tolerancia, ayuda.

El amor al colegio es especial e incomparable, agradezco infinitamente a mis padres por haberme permitido estudiar en él. ¡Viva por siempre, mi querido San José!

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