Entrevista a Jorge Luis Ubaldi, exalumno de la promoción de 2018
Jorge Luis Ubaldi fue Palo Mayor de su promoción. Esto, para él, fue “haber cumplido un sueño, alcanzado una meta trazada desde chiquito”. En esta nota nos cuenta cómo fue la experiencia, desde su postulación hasta la emoción de cada desfile.
Además, Ubaldi destaca la importancia de la dedicación y el esfuerzo para alcanzar cualquier meta. Al respecto, afirma: “muchas veces pensaba que los sueños no se cumplían, hoy puedo decir que depende de cada uno convertir los sueños en realidad”.
Mi sueño por ser Palo Mayor del colegio empezó en 7° grado. Todos sabemos que el colegio siempre nos invita a formar parte de su grandiosa historia, y como muchos profesores decían en ese entonces: “Cada uno tiene que buscar dejar su huella en el colegio”. Así empezó un sueño que, con el pasar de los años, al ver cada Banda Lisa formarse y desfilar, se iba convirtiendo en una meta o ambición personal, un logro único e incomparable.
En mi último año, desde el primer día, le preguntaba al profesor guía cuándo serían las elecciones del Palo Mayor. Recuerdo que el día parecía no llegar nunca, hasta que, por fin, una vez terminadas las elecciones del Centro de Estudiantes, el profesor David me dijo “andá, hablá con Margarita y hacé oficial tu postulación”. Una semana y media después éramos cuatro los postulantes, y luego de analizar los promedios quedamos dos.
Fue un mes entero de preparación, una hermosa época. Era, cada día, ir y demostrar a los compañeros, profesores y a mí mismo que tenía todas las condiciones para poder cumplir con este papel tan importante. De ese tiempo, llevo conmigo hermosas anécdotas con profesores y compañeros.
Toda esta experiencia me ayudó a darme cuenta de los verdaderos hermanos de vida que nos da el Colegio San José, profesores que me dejaban salir de clases para poder practicar en la Avenida de las Palmeras, como amigos que se quedaban incondicionalmente horas acompañándome mientras repetía una y otra vez mi rutina.
Recuerdo que hicimos una prueba frente a todos los profesores, con la Banda Lisa ya formada, con el Padre Cano como juez, con Margarita y Jorge. Según nos comunicaron, luego de esa prueba se hizo un consenso donde todas estas personas votaron. Fue entonces cuando David nos llamó a los dos postulantes a su oficina, para contarnos la decisión final.
Por lo que me comentaron, en las elecciones de las promociones anteriores era el profesor Pereira quien decidía. Particularmente, creo que viví una elección muy bien organizada por el profe David; al ser varias pruebas, estas te dan mayor confianza y la oportunidad de mostrar tu capacidad y “soltarte” ante el público que observa. Realmente, una de las épocas más gratas de mi último año fue precisamente el mes de elección del Palo Mayor.
Creo que ser Palo Mayor conlleva una gran responsabilidad, representa ser un ejemplo de persona y alumno; siempre vas a estar en la mira de todos, es tener una lupa encima. Recuerdo bien que en ese entonces las personas ya no decían “Mirá qué hizo Jorge”, sino “el Palo Mayor hizo tal cosa”. Está más que explícito que, al ser elegido Palo Mayor, pasás a ser el representante de tu promoción, y, más aún, del colegio. Esto es lo primero que te dice el profe David después de felicitarte.
Desde luego, lo creo y lo espero. Ser Palo Mayor, lastimosamente no es algo que todos pueden vivir en carne propia, pero los que tuvimos la oportunidad y el privilegio no tenemos palabras para describirlo. Creo que el colegio siempre nos inculcó el deseo de sobresalir, ser diferentes, únicos y dejar nuestra huella en su inmensa historia.
Las nuevas generaciones, al caminar por los pasillos, pueden darse cuenta de que están llenos de historia y nombres de alumnos que dejaron su legado en el colegio.
Para mí, poder caminar por los pasillos de mi amado colegio y encontrarme con una placa con mi nombre grabado junto a otros históricos, genera sentimientos indescriptibles de satisfacción, orgullo y felicidad. Cuando estaba en 1° de la Media, miraba las placas y pensaba “algún día mi nombre va a estar en estas paredes y voy a venir con mis hijos y nietos a mostrarles que dejé un granito de historia en mi querido colegio”.
Cuando fui elegido “Palo Mayor”, me sentí tan orgulloso de mi mismo y pude darles el mismo sentimiento a mis padres, vengo de una familia dedicada y por sobre todo sobresaliente, no me quería quedar atrás de los logros tanto de mi papá como de mi mamá. Al ser nombrado Palo Mayor me di cuenta de que todo lo que uno se proponga en la vida, si trabaja por ello, lo puede alcanzar.
En mi año no tuvimos tantos desfiles como hubiese querido, pero poder representar al colegio en las fechas patrias, los desfiles en el centro de la ciudad, e incluso en el intercolegial, fueron momentos inmemorables.
El sonido del primer redoble hasta cada estallido de los clarines a mi espalda, no tienen comparación. Solamente recordar los primeros pasos de la marcha sobre el asfalto o entrando al León Condou me pone la piel de gallina; ver toda una multitud de personas observando maravillados y realizar cada truco, imaginando cómo se vería en los videos o qué dirían al ver todo nuestro show, son momentos únicos en mi vida, y estoy realmente agradecido de poder haberlos vivido. Fue absolutamente un privilegio y un honor poder haber representado a nuestro querido colegio San José
Quisiera dejar un pequeño mensaje para todos los estudiantes del colegio. No sé cuántas personas puedan leer esto que escribí, pero solamente quisiera dejarles como parte de mi anécdota la moraleja de que dedicándose y batallando por lo que sea que uno quiera, realmente lo puede conseguir.
Un exalumno me dijo hace unos días; “hoy es el momento para romperse el lomo estudiando y trabajando, para poder disfrutar de una vida digna mañana”. Creo que está en nuestro ADN sanjosiano tener que ir hacia adelante, sobresalir en la sociedad, así como lo venimos haciendo desde siempre.
Quisiera terminar con la mítica frase del Padre Cesar Alonso, que muchas veces estando en el colegio hasta nos cansamos de escucharla y repetirla, pero hoy, estando fuera como exalumno, puedo decir que tiene todo el sentido del mundo: “adelante siempre adelante, hasta alcanzar las estrellas”.
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