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Entrevista a Alberto Cameroni, exalumno de la promoción 1952
Alberto Cameroni fue presidente de la asociación de exalumnos del colegio de San José en el año 1980. Para él, lo más importante, como exalumno, es conservar el sentido de pertenencia a la gran familia del San José, manteniendo la unidad y, en lo personal, conservando la formación transmitida por la institución.
¿Alguna enseñanza que haya traído consigo de su época de colegio?
Muchas, muchas. Del San José, muchas. Los sacerdotes del San José fueron mis formadores. En aquella época estaban el Padre Pucheu, el Padre Noutz… verdaderos sacerdotes y verdaderos formadores de personas. Les debo mucho, no solo por lo que aprendí en el colegio en cuanto a materias, sino como persona. Ellos se dedicaban a la formación, no solamente a la educación, cosa que es muy importante.
Al terminar el colegio, ud. ¿A qué se dedicó?
A trabajar. Me dediqué a trabajar porque mi padre había fallecido. Mi madre manejaba un pequeño negocio y yo trabajaba con ella, y por la noche estudiaba. Estudié Contabilidad, me recibí de contador público nacional. Posteriormente ingresé en la Universidad de Ciencias Económicas, y tras 9 años de estudio me recibí de Doctor en Economía. Ya vé qué hice con mi tiempo, porque en ese lapso también me casé, tuve un montón de hijas (tengo 5 hijas). Mientras hacía todo eso, no me olvidé del resto.
¿Cómo se dieron las circunstancias para que ud. Esté al frente de la asociación de exalumnos?
¡Yo también quiero saber! (Risas) No, se juntaron varios exalumnos que me conocían y fueron a verme; yo me quedé muy sorprendido, no había hecho nada en favor de una nominación así. Se dirigieron a mí y me propusieron ser presidente de la asociación. Creo que del susto que me tomé, acepté.
¿Qué se lleva de ese tiempo?
No me arrepiento en absoluto. Estuve cuatro años, dos periodos. Pasé una temporada muy buena, conocí a muchos exalumnos, a fondo. Trabajaron mucho conmigo, fui un presidente que hizo poco: los que hicieron fueron los que estuvieron conmigo, exalumnos muy valiosos. Así, a la asociación le fue muy bien, reitero, gracias a la ayuda de quienes colaboraron en la misma.
Nosotros tuvimos la suerte de ser formados en el San José y, es importante, al salir uno debe seguir las líneas que el colegio nos metió en la cabeza
¿Algo que recuerde que se haya hecho en aquel entonces?
Sí, algo fuera de lo normal para aquel entonces fue que trajimos a un grupo de teatro cómico Les Luthiers, que se encontraban en Argentina. Muy famoso, se nos ocurrió traerle a actuar como asociación. Corrimos un riesgo muy grande, porque era muy costoso traerlos. Pero lo hicimos. Modestia aparte, la idea fue mía. Propuse la idea en el consejo y se aceptó, corriendo el riesgo. Contamos con la colaboración de un montón de exalumnos. Se vendieron entradas en varios puntos de Asunción, en locales de sanjosianos. El día de la actuación el teatro se llenó de punta a punta. Fueron dos sesiones. En la plaza de enfrente había un montón de gente mirando qué sucedía. Incluso ganamos algo de dinero, cosa que en principio parecía imposible ya que en aquel entonces sucedió una devaluación del guaraní y debíamos pagar a los artistas. Igualmente, ganamos dinero pero, por sobre todo, ganamos prestigio, y mucha alegría.
Los sacerdotes del San José fueron mis formadores
¿Qué es lo más importante para la asociación de exalumnos?
No perder la vinculación con el colegio. Nosotros tuvimos la suerte de ser formados en el San José y, es importante, al salir uno debe seguir las líneas que el colegio nos metió en la cabeza. Creo que eso es fundamental para todo alumno o exalumno del San José.
¿Cuáles serían esas líneas que menciona?
Ser buena persona, buen cristiano, respetuoso de los mayores, del colegio. No perder las tradiciones del colegio, volver un día al San José. Eso lo tenemos todos metidos muy adentro. Es por eso que yo volví como presidente y me siento muy orgulloso de haberlo sido.
¿Algo que quiera añadir?
Agradecer que me hagan recordar estas cosas, porque el San José, para los que estuvimos ahí, es un recuerdo glorioso. Uno se siente muy feliz de recordar la época de colegio y, sobre todo, la época de exalumnos, donde uno trabaja por unir el colegio con la asociación; que no exista ese corte: uno se recibe de bachiller, pero continúa dentro de lo que es el San José. Eso se hizo y se consiguió a través de la Asociación de Exalumnos. Y creo que fue lo mejor que hemos hecho