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Entrevista a Miguel Maria Michelagnoli, exalumno de la promoción 1973
Miguel María Michelagnoli tuvo una exitosa trayectoria en el fútbol profesional, pero sus primeros pases empezaron en la cancha de la primaria del San José. Gracias al incentivo de sacerdotes y profesores, convirtió su pasión en carrera.
En esta entrevista, Michelagnoli nos habla de cómo fueron esos inicios, y los momentos que resultaron determinantes para escoger el deporte como profesión.
¿Cómo fueron sus inicios en el deporte, en el colegio?
Mi romance era con la pelota, dormía con ella. A los 8 años iba caminando al colegio con mi pelota. Los sábados, temprano, iba a jugar en la cancha de baldosas de la primaria. En esos tiempos, el deporte no era tan imperativo y conocidamente benéfico, como hoy se sabe.
Mis primeros pasos en el fútbol y basquet están emocionalmente atados a la figura del padre Villamayor. El me impulsaba y consentía mis travesuras, a cambio que jugara al minibasquet con Gustavo Couchonal, Agustín Casaccia y otros. Él iba a mi casa temprano con la combi, a sacarme de la cama para ir a los torneos de basquet o atletismo.
¿Recuerda a otros profesores que lo hayan inspirado, en ese momento?
El P. Kennedy y el profesor Walter Chamorro despertaron, con su apoyo incondicional, mi decisión de hacer del fútbol una carrera. En esa época, el deporte profesional no era considerado una profesión. De hecho, tuve la oposición de mi padre, a quien tuve que garantizar mi título universitario para obtener su bendición de ingresar al Olimpia.
¿Hay hechos que le empujaron al fútbol profesional, o que fueron hitos en tu trayectoria?
Recuerdo gráficamente dos hitos que marcaron mi decisión de jugar al fútbol seriamente:
Primero, cuando Walter Chamorro me llevó al fútbol del interior de la Liga de Paraguari, y jugué un año con el Club Regimiento Militar “Gral. Bruguez” . Segundo, cuando el Dr. Diógenes Martínez me invitó a jugar en el Oriental de la Chacarita
Estas dos situaciones me marcaron, pues en ese ambiente precario y cálido, de gente sencilla y humilde, me nació el deseo de usar al fútbol y a la vez ayudar a mucha gente que veía al fútbol como único puente hacia una condición económica y mejor.
¿Algo que quiera dar a conocer?
Ansío que la comunidad sanjosiana sepa que mi éxito es del linaje de todos ellos. Esa cuna sana y con profesores de categoría me guiaron en la senda de la disciplina y, todos mis logros – incluidos de la Copa Mundial de Clubes con Olimpia – pertenecen a la escuela sanjosiana, con sus insignes sacerdotes como el P. León Condou, Aurelio Villamor, el P. Cano y, hasta Julián, el chofer, con su bonhomía contribuyó a mi carrera.
¿Algún mensaje que quieran compartir?
Tengo un mensaje para los padres de nuestra comunidad; apoyen a sus hijos con los deportes. Abrí el camino que demuestra que el fútbol como pasión y profesión no es un privilegio de jóvenes carenciados. Se puede jugar al fútbol en forma profesional por pura pasión.
También ahora, gerenciamos el Club Recoleta, y este es un proyecto con los principios sanjosianos, que apuesta a dar un espacio deportivo especial con los valores de disciplina y honestidad como premisas fundamentales.También ansiamos mostrar que el fútbol a alto nivel no es exclusivo para jóvenes carentes. Al contrario, niños mejor alimentados y con educación formal son los más adecuados para las exigencias de deportes profesionales.