Entrevista a Nicolás Carísimo y Nicolás Dos Santos, exalumnos de la promoción 2012
En los albores de esta última década, los tradicionales campamentos del san José han sabido renovarse sin perder esa esencia que los ha hecho únicos y llenos de buenos recuerdos. Desde la organización, la disciplina, el trabajo en equipo hasta los valores, los acampados del sanjo parecen nacer con el entusiasmo de participar de esta actividad.Nicolás Dos Santos y Nicolás Carísimo fueron dos miembros sumamente importantes de los campamentos del San José a inicios de esta década. Supieron, con el paso de los años, hacerse de un nombre dentro de la organización y en esta ocasión nos cuentan sus experiencias como activos campamentistas y líderes.
SE CREAN LAZOS DE AMISTAD QUE PERDURAN TODA LA VIDA»
Nicolás Dos Santos
A mí me tocó ser Jefe de Campamento en el verano del 2011 y en Semana Santa 2012. Al campamento de invierno del 2012 ya asistí como asaltante, siendo mi tocayo, Nico Carísimo, Jefe de Campamento. Puedo decir que nuestra promoción vivió la mejor etapa del campamento luego de la suspensión del mismo en el año 2007.
Gracias al esfuerzo y sacrificio, tanto nuestro como de las promociones que nos precedieron, recibimos un campamento sano, libre de problemas sustanciales y sin mayores dificultades en lo que respecta al relacionamiento con la comisión directiva del colegio, en razón de que ya dependíamos entera y únicamente de la Asociación Dios, Familia y Patria.
Recibimos el apoyo incondicional de nuestros padres, de padres de compañeros menores que continúan hasta hoy día acompañando los campamentos y de la Asociación de Exalumnos. En el año 2012, la Asociación Dios, Familia y Patria formaliza la propuesta de comprar la casa de Piribebuy a la Asociación de Exalumnos, lo que se concretaría pocos años después bajo la gestión de Aníbal Heisecke.
Un día típico de campamento arrancaba con un silbatazo por parte de los comandos, que te despertaba de un salto. Sin darte cuenta, ya estabas parado en la cancha de fútbol para proceder al descuereo de la mañana. Habían más “enfermos” en ese momento del campamento que pacientes en i.P.S.
Luego de eso, pasábamos a asearnos por 10 minutos para posteriormente desayunar. Algunos cantaban, otros tiraban platos, comida y estaban también esos que nada querían saber y solo comían. En el campo de formación en donde se leían los puntajes por grupos y el orden del día, se premiaba a los acampados destacados del día anterior y se izaban las banderas paraguaya y del campamento al son del “Patria querida”.
Lo máximo. Así pasábamos a la hora de trabajo, la famosa revista y al horario de deportes y de juegos.
A la siesta, después de almorzar, comenzaba el casino. Los que eran llamados iban a descuerear, y los que se quedaban descansaban tranquilamente. Los muchachos aprovechaban ese momento para dormir, comer y bañarse. La noche del campamento era lo mejor. La peña, el fogón y el asalto encerraban todo ese espíritu sanjosiano.
El campamento cambia porque las generaciones lo hacen. Los campamentos del 60’ fueron distintos a los del 70’, éstos últimos distintos a los del 80’ y así sucesivamente. Lo que no cambia, es la esencia y el espíritu. tuve la oportunidad de ser director el año pasado y lo comprobé. Si bien fue un campamento atípico, de pocos días, el aire que se respiraba y el espíritu que se sentía era el mismo.
Anécdotas tenemos muchas. Cuento una que fue muy especial. En el campamento de Semana Santa 2011 se robó la bandera por primera vez desde verano del 2002. En Semana Santa 2011 fui comando de sanidad y guardia, por lo que una de mis funciones era la de organizar el asalto. La inexperiencia, producto de la falta de asaltos (porque veníamos de una seguidilla de campamentos sin ellos), fue vital para que el robo haya tenido lugar.
Recuerdo que con Ale Bestard, el otro comando de sanidad y guardia, queríamos comenzar el asalto con repliegue semicircular y muchos guardias bandera, en razón de que había un gran número de asaltantes y temíamos que se nos robase la bandera. Al final, con el grupo de comandos, se decidió jugar de forma justa, entre otras cosas porque desde hace meses veníamos diciendo que el robo de bandera era necesario para todos, ya que se estaba convirtiendo en una especie de mito.
Los acampados lo veían como algo imposible, por lo que el juego estaba perdiendo sentido y los exalumnos ya no querían asaltar. El hecho de que se haya robado la bandera en ese campamento fue muy triste
en ese momento, pero permitió que nuestro paso por él sea completo y más que satisfactorio.
Un año después, en Semana Santa 2012 tuvimos un campamento de los más recordados de los últimos tiempos, con asaltos gigantescos en donde resaltaba la cantidad de asaltantes que había, el valor de los acampados y comandos y la eficacia de la estrategia que se había utilizado. Me animo a decir que esto jamás hubiese sido posible sin ese asalto de Semana Santa 2011.
Yo creo que el campamento es para todos, dependiendo desde el punto de vista en que se lo mire. Siempre fui partidario de que cada uno debe vivir a su manera un campamento. Hay gente a la que le gusta trabajar, otros a los que le gusta compartir y enseñar, otros a los que les gusta dirigir y otros que son buenos haciendo reír a la gente.
El problema está cuando se confunde esa idea y se cree que el campamento solo se puede vivir de una sola forma. Sin duda hay personas que lo recuerdan con más afecto y lastimosamente hay otras que no pasaron bien. Por eso creo que se debe insistir en inculcar la idea indicada. En mi caso forjó gran parte de mi personalidad.
Hasta hoy en día pongo en práctica los valores que adquirí prácticamente en todos los lugares donde me desenvuelvo. Se crean lazos de amistad que perduran toda la vida y se llevan recuerdos imborrables.
El campamento es uno de los estamentos más importantes y tradicionales del San José. Sin embargo, no se deben descuidar los otros. La Academia Literaria, la Academia de Historia, el Centro de Estudiantes, los deportes y demás también hacen al San José lo que es.
Debemos engrandecer al San José en todos los aspectos, por tanto, hay que colaborar e involucrarse en todas las actividades. Después de todo, uno se lleva los mejores recuerdos y las mejores experiencias de la vida.
«EL CAMPAMENTO ES UNA ACTIVIDAD PARA TODOS»
Nico Carísimo
Los campamentos de nuestros últimos años se vivieron distinto, nos tocó la época en la cual no podíamos realizarlos en la Casa del Exalumno. Nos pidieron juntar 500 firmas para poder conseguir el préstamo del local para realizar el campamento 2011-2012, el grupo de comando juntó las firmas solicitadas y se procedió al uso del predio gracias a los socios de la Asociación Dios, Familia y Patria.
Esta se creó con el fin de apoyar al campamento, ya que no tenía apoyo del colegio, y se necesitaba de esta asociación para poder seguir dándole vida.
Los campamentos eran de 6 días con 4 asaltos, uno por noche, peñas, fogones, ronda de fútbol y volley, había charlas de formación de exalumnos profesionales que nos hablaban sobre un tema específico con el fin de inculcarnos valores positivos, también charlas de función de los comandos, el juego de cultura, el zorro y el rally. también integrábamos a los asaltantes en algunos fogones con los acampados.
Para mí, era un conjunto de todo. La esencia en sí de lo que significa ese lugar, compartir con los más grandes, enseñar a los más chicos, estar con tus compañeros viviendo momentos únicos y recuerdos que quedan para toda la vida y los valores positivos que aprendés para replicar en tu día a día.
Yo creo que como en toda época, la generación es el principal factor de cambios; todos dicen que en su época era así o así, las generaciones cambian y traen nuevas ideas para el campamento, pero lo único que no se puede negociar es la esencia que le da vida. Si esta se mantiene siempre, será todo igual se haga donde se haga, a pesar de tener algunos cambios.
Recuerdo que en Semana Santa del 2012 nos fuimos a cenar arriba mientras en la casa se quedaron el comando de sanidad y guardia con los acampados enfermos. En un momento vino un guardia a avisarnos a los comandos que estábamos cenando arriba con los acampados que los cuatreros estaban queriendo entrar a la casa a robar.
Estaban tirando honditas a la casa con el fin de asaltar y robar las cosas que teníamos. Fuimos el grupo de comando y unos acampados a espantarlos con bombas 12×1 para evitar una batalla campal y por suerte no pasó a mayores, pero nos sorprendió cómo se organizaron los cuatreros, nunca habíamos vivido algo así antes.
Creo que el campamento es una actividad para todos, pero que cada uno disfruta a su manera, hay acampados que van para las peñas, otros para los juegos, otros para los fogones por ser simpáticos, otros para los asaltos y cada uno se identifica con lo que más le gusta hacer. Es más, me consta que hubo acampados que fueron solamente para estar sin hacer nada, pero igual se divertían porque era la forma en la que ellos lo vivían y disfrutaban.
Para mí es una escuela de valores que luego replicás en tu ambiente laboral y social. La perseverancia, el trabajo en equipo, la amistad, la unidad, la alegría, el espíritu, el valor, el liderazgo, entre otros valores, son puntos positivos que el campamento te inculca y te forma para prepararte como persona.
El campamento es lo más lindo que podés vivir como sanjosiano, fortalece amistades con los mayores, menores e inclusive con tus padres, sobrinos e hijos. Son lazos que te unen para toda la vida, por eso es importante que los actuales acampados y comandos cuiden y sean celosos del mismo.
Si hay que sacrificar cosas para seguir dándole vida al campamento que se sacrifiquen, no podemos darnos el lujo de malinterpretar los valores y que se repliquen en la organización, porque puede acabar con todo. Es algo que tiene que perdurar para siempre y nunca morir, el campamento es de todos.
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