Entrevista a Hugo Giménez, docente de la institución, exalumno de la promoción 1988
El taller de matemáticas en el San José ya tiene una tradición importante. Más adelante, se le sumó el taller de física, desde el 2016, y, más recientemente, el de química. A modo de agrupar estos talleres en una sola academia y organizar mejor a los alumnos interesados en estudiar estas materias y participar de invitaciones a concursos nacionales, se creó la academia de ciencias exactas, con la tutoría del Profesor Hugo Giménez.
Pienso que a los alumnos que participan no solo les gustan los números, sino pensar diferente. Siempre digo que son unos genios, porque estamos hablando de materias atípicas, que causan terror a la mayoría de los jóvenes… pero, para ellos, es algo normal, hasta divertido. Los que se acercan a la academia no participan por participar, sino que demuestran mucha dedicación.
Por supuesto, mi política es de puertas abiertas. No nos cerramos a nadie, no hay requisitos especiales. Estoy convencido de que, todo aquel que muestra cierto interés, tiene un don oculto que, en un momento dado, alguien debe estimular para que se dé a conocer. Simplemente, debe gustarle las matemáticas, la física o la química y acercarse.
Por un lado, reciben un plus que el colegio les ofrece. Un plus con el que luego pueden encontrar la facilidad para participar en otras instituciones, como es Jóvenes Talentos de omapa, donde crecen exponencialmente.
Por otra parte, les facilita todo lo referente a un posterior y potencial ingreso a universidades extranjeras. Esto es muy importante porque, por lo general, el chico que se interesa por estas áreas generalmente apuntan a algo más. La tendencia que observo hoy día es que, dentro de la Academia de Ciencias Exactas, la mayoría piensa estudiar fuera del país.
Queremos que los alumnos sean responsables. Esto se manifiesta de distintas formas. Por un lado, la preparación para asistir a las competencias. Les instamos a que no participen de las competencias u otras convocatorias similares sin tomárselas en serio, ya que la idea es que ganen experiencia que los foguee para que, posteriormente, los exámenes de ingreso a las universidades sean para ellos un simple “trámite”.
Otro ejemplo visible de la responsabilidad de los alumnos es que todos se presentan a rendir en las competencias utilizando el uniforme del colegio. Van bien vestidos, como corresponde, demostrando que detrás del uniforme está toda una institución y una historia como colegio.
Los talleres de matemática, física y química tienen un día de la semana asignado para sus reuniones. En ellas, se da una introducción teórica y luego la preparación de los problemas. Algunas veces algunos pueden pasar al frente para realizar las explicaciones a los compañeros o demostrar cómo resolvieron un problema determinado.
El estudio de estas materias abre mucho la mente. Los alumnos adquieren una imaginación impresionante, una línea de pensamiento increíble. Además, está la premisa de que no importa cómo lleguen a la solución de un problema, sino que lleguen a la misma. Esto es así porque algunos en dos o tres aplicaciones llegan al resultado, mientras que otros realizan varias deducciones y optan por un camino más largo. Esto sucede mucho en la vida real, cuando hay que enfrentarse a una situación difícil y, mientras unos encuentran una resolución directa, otros se “complican” más. Pero no importa, lo importante es llegar a la meta.
«Como academia, damos mucho a nuestros alumnos. Les brindamos facilidades y apoyo académico»
Iniciamos omapa en el 2008. En el 2009 teníamos diez, once personas. Aun así, en el 2011 ya estuvimos entre los tres mejores colegios privados a nivel de la capital. A nivel nacional, siempre estuvimos entre los primeros cinco lugares. En el 2014 fuimos campeones nacionales.
En cuanto a la liga infantil, tenemos dos campeonatos nacionales y dos vicecampeonatos.
Mayor. Hay una convocatoria muy grande, todos quieren participar, todos quieren “ser de omapa”. Por eso les doy un acompañamiento especial, preocupándome por cómo puedo ayudarles, incluso en lo que no está estrictamente vinculado a la academia. Constantemente los voy alentando, para que sigan haciendo lo que les gusta. Lo que suele suceder es que, al crecer, debido a la presión del entorno o a que algunos compañeros les “cargan”, el entusiasmo tiende a diluirse. Por eso, el apoyo que puedan recibir de parte mía como mentor es fundamental para que no se desanimen.
Como academia, damos mucho a nuestros alumnos. Les brindamos facilidades y apoyo académico, dándoles los permisos correspondientes para que puedan prepararse para las competiciones. Al mismo tiempo, cuidamos que sus notas en las demás materias no bajan. No suele ocurrir, puesto que, generalmente, estamos hablando de alumnos que también se destacan en otras áreas.
La academia debería abarcar más materias. Mi sueño es tener robótica y ajedrez. Este último es un capítulo que desde hace tiempo estamos buscando concretar, pero aún no es posible pues faltan recursos y cierta logística.
Sí, hay suficiente quórum. Manejamos una planilla de alumnos que practican esto en algunos clubes o instituciones privadas. En caso de conseguirse los recursos suficientes, tendríamos personas interesadas en participar de los talleres
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