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Entrevista a Papu Arza, exalumno de la promoción de 2009
Cada deporte aporta algo especial a quien lo practica, y cada uno, al mismo tiempo, imprime cualidades particulares en sus jugadores. Papu Arza nos describe su experiencia en esto, mencionando sus comienzos hasta la etapa profesional.
Al respecto, asegura lo importante que es practicar diferentes deportes, antes de tomar la decisión de dedicarse exclusivamente a uno. “El desafío más grande creo que es convencer a los jóvenes de empezar”, afirma.
¿Cómo describiría su carrera como deportista?
Intensa y divertida. Desde muy chico empecé a meterme en el mundo de los deportes. Practiqué cualquier tipo de deporte que se me cruzaba. En el colegio fui capitán de las selecciones de básquet, volley y handball, además de jugar en la selección de fútbol. Fueron años súper intensos, pero en los que me divertía muchísimo haciendo lo que me gustaba.
Al mismo tiempo, jugué de forma profesional tanto basket como handball, y representé a la selección paraguaya en ambos deportes. O sea, fueron años de muchos viajes, entrenamientos, partidos y amigos. Tuve la suerte de que todos fueron deportes colectivos donde tuve grandes grupos humanos en los que forjamos muchas relaciones que continúan hoy.
¿Cómo se inició en el handball?
Empecé gracias a César Servín, en su momento profesor de handball del colegio. Tenía una hermana mayor que jugaba en los intercolegiales, y como hermano menor siempre estaba acompañándole. El profesor César siempre me invitaba a jugar, y de a poco lo empecé a hacer.
Así, a los 12 años empecé a jugar en la Quinta, y unos meses después en el club Delfín Chamorro, donde César también era el técnico. Después de unos años, llegó José Veloso como profesor de handball del colegio y con él cambié de equipo, para ir a jugar a la Universidad Americana.
Con él estuve jugando más de 6 o 7 años, en la sub 21 y primera división de la Universidad Americana, donde jugábamos el campeonato metropolitano de Asunción. Además, empecé a jugar los campeonatos nacionales representando a distintas ciudades, como Santaní y Luque, donde conseguimos un campeonato nacional.
¿Tiene identificado algún momento particularmente gratificante de su carrera?
Poder viajar a un sudamericano para representar a la selección paraguaya de handball de playa fue uno de los momentos más lindos que tuve dentro de este deporte. Era una rama del deporte que estaba iniciándose en Paraguay, y poder participar en eventos de esa envergadura siempre es lindo; te hace sentir un poco más profesional, por lo menos por un rato.
¿Cuáles cree que son los desafíos de este deporte, en un país mayormente “futbolero”?
El desafío más grande creo que es convencer a los jóvenes de empezar. Es cierto que el país es muy futbolero, pero creo que de chico no es necesario dedicarse exclusivamente a una cosa. De hecho, me parece que poder probar más de un deporte, de chico, ayuda bastante a desarrollar habilidades transversales que podés aplicar en diferentes situaciones.
La forma de posicionarse, cómo leer un partido, cómo usar el cuerpo, etc. son habilidades que en cualquier deporte sirven mucho. Y cada deporte tiene sus peculiaridades. A mí personalmente, el handball me ayudó mucho después para poder posicionarme mejor al jugar fútbol, tener mejor timming para los saltos o chocar mejor contra el rival.
¿Qué le gustaría transmitir a jugadores más jóvenes?
Les animaría a divertirse y meterle pasión a lo que hacen. Sabemos que fuera del fútbol no existe deporte profesional en el país del que se pueda vivir o desarrollar una carrera, pero los deportes de segunda línea, como el handball, basket, volley, pueden brindar mucho. Desde becas en universidades, viajes internacionales, si se llega a representar al país en torneos sudamericanos y panamericanos, y lo más importante, formar grupos de amigos que en el futuro pueden ser importantes.
Como experiencia personal, en casi todos los ámbitos de mi carrera profesional me fui encontrando antiguos amigos, compañeros o rivales, y eso siempre genera que la relación sea mucho más fluida en cualquier ámbito.
¿Algún mensaje que quiera dejar?
Que el colegio siga desarrollando el deporte y los alumnos se apasionen por ellos. Años después es muy lindo ver esos años de intercolegiales y otros torneos donde se compartía mucho con todos los compañeros, y donde se forjaron amistades para toda la vida.
El Colegio San José siempre se caracterizó por crear grandes grupos de amigos, y creo que el deporte dentro del colegio ayuda a que eso se potencie todavía más, haciendo que compartamos no solo con nuestros compañeros de promoción, sino también relacionándonos con los más grandes, de quienes aprender, y con los más chicos, a quienes acompañar.