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Gerónimo Codas, exalumno de la promoción 2010, es psicólogo clínico entrenado en psicoterapia cognitivo-conductual y psicoterapias basadas en evidencias. En esta entrevista conversamos sobre algunos factores que hoy se tienen en cuenta a la hora de comenzar la psicoterapia.
Gerónimo, actualmente, trabaja con adultos y adolescentes. “Me especializo principalmente en lo que son trastornos emocionales, ramas de la ansiedad, trastornos de los estados de ánimo”, comenta.
Además, se dedica a la formación, como catedrático en la Universidad Católica. En este marco, cuenta también con “un pequeño espacio de formación para psicólogos que están comenzando a ejercer la profesión”.
¿Cuál es la diferencia entre la psicoterapia cognitivo-conductual y psicoterapia basada en evidencias con relación a las otras ramificaciones de la psicología?
La gente que quizás no entiende mucho de lo que significa la psicología desconoce que hay distintas corrientes y ramas para trabajar con pacientes en el ámbito clínico. Mayormente, se asocia la psicología clínica con el psicoanálisis, que es una de esas corrientes.
El psicoanálisis es lo que vemos generalmente en las películas, donde el paciente va, se recuesta en un diván y habla y el terapeuta le hace preguntas y le señala algunas cosas. Lo que yo hago es bastante diferente a eso. La psicoterapia cognitivo-conductual es una terapia más activa, se basa más en estrategias.
En la consulta hay un espacio para hablar, para hacer catarsis, pero nos enfocamos más en cómo resolver esos problemas, qué estrategias puntuales se pueden llevar a cabo durante la semana para ver qué efecto tienen sobre el problema en cuestión.
La psicología basada en evidencias no es un modelo, tampoco una forma de hacer psicoterapia, sino más bien es una posición profesional que, para cada problema en específico, vamos a aplicar aquello que esté mejor validado, aquello que tenga evidencia de que funciona.
La psicoterapia cognitivo-conductual es un modelo de terapia que tiene una validación bastante amplia, pero tiene sus limitaciones, no funciona para todos.
La postura de la psicología basada en evidencia es que, si me llega un paciente con otro tipo de problema en el cual yo no estoy preparado, debo derivarlo a alguien que sí sea experto. O bien, si estoy formado en otro tipo de terapia, que no es cognitivo-conductual, a lo mejor sí le calza mejor ese paciente.
¿Existe algún criterio o es preferencia del paciente en ir a cierto tipo de psicólogo por su enfoque o cómo se determina qué sirve para el paciente?
La preferencia del paciente siempre va a ser una decisión final. Hay pacientes que dicen que quieren psicoanálisis porque les gusta o porque llevan tiempo haciéndolo y ven que eso les ayuda. Hay otros que llegan y no quieren eso, sino la psicoterapia cognitivo-conductual porque les recomendaron.
Lógicamente, uno va a hacer lo que quiera, pero el criterio del paciente no necesariamente debe estar alineado con lo que es la mejor evidencia. Hay estudios experimentales que se encargan de ir comparando cada enfoque terapéutico, cada modelo de terapia, respecto a un trastorno específico.
Por ejemplo, la depresión. Ahí se estudia qué es lo mejor para la depresión, se toman distintos enfoques terapéuticos y se van midiendo objetivamente los resultados. Con base en esos estudios se sacan las conclusiones y se ven qué modelos de terapia son los mejores para cada caso.
¿Cómo influye la formación o conocimiento del paciente de todo lo que estás mencionando?
Influye muchísimo. No quiero decir que hace falta una formación previa porque sería descabellado estudiar antes de irte al psicólogo. La mayoría de la gente no tiene el tiempo, ganas ni necesidad de eso. El trabajo de los psicólogos justamente es educar, tomarnos el tiempo para informar al paciente cómo nosotros vemos el problema o el trastorno que está teniendo y cómo planeamos abordar eso.
Es importante que tengamos una formulación en común con el paciente y que pueda ver las cosas de otra forma y después estar de acuerdo o disentir. Pero hay que informarle siempre. Eso, dentro de terapia.
Hay una instancia en que debemos informar al público en general, la gente tiene mucha información en el ámbito de la medicina, por ejemplo, sabe si debe ir junto a un cardiólogo o un urólogo. En psicología a lo mejor no existe ese conocimiento tan elaborado aún, me parece importante que usemos distintos medios para informar lo que hacemos y cómo lo hacemos.
A mí me gusta el trabajo en redes sociales, donde tengo una página en la que intento informar acerca de psicología y psicoterapia. Es un desafío, porque uno no siempre tiene todo el tiempo para elaborar contenido de calidad, entre los pacientes que atiende y cursos que uno hace.
¿Considera que la gran cantidad de información a la que uno accede en redes sociales también puede llegar a desinformar a las personas?
Ese es un problemón y no solamente de los psicólogos. Corre mucha desinformación, es muy fácil hoy en día publicar algo, hay montón de información disponible a un clic de distancia. ¿Cómo sabrán los no especialistas en medicina qué es fiable y qué no?
En psicología pasa mucho eso de que hay tratamientos que no tienen fundamento ni arraigo empírico. Vemos que hay profesionales que están haciendo eso. Hay mucha polémica también en el tema del coaching, pero el tema de la desinformación no es algo único de la psicología.
Lo mejor que debemos hacer como profesionales formados es dar la mayor información de calidad que podamos.
¿Algún mensaje final que quiera compartir?
Quisiera dejar un mensaje optimista. Creo que en los últimos años hay un cambio importante que se ve en la salud mental. Mucho se ha dicho y se sigue diciendo respecto a que la gente no tiene en cuenta su salud mental; ese es un mensaje que a lo mejor hace cinco o diez años tenía aún cabida, pero hoy diría que la gente está muy concientizada.
Hay mucha gente que está acudiendo o buscando servicios de salud mental, muy acertadamente. Pienso que gran parte de ese prejuicio, de ese estigma de “yo no voy al psicólogo porque no estoy loco” ya se revirtió bastante. Incluso diría que ya es algo bastante popular ir al psicólogo. Creo que hicimos un buen trabajo para revertir ese estigma.