Entrevista al profesor Luis Martínez, docente de la institución, exalumno de la promoción 1990
Luis Martínez, exalumno del colegio de la promoción 1990, enseña guaraní en el colegio desde el año 2002. Esta lengua, si bien es oficial del país, suele quedar relegada a un segundo lugar, opacada por el castellano, aunque sea evidente su importancia para la competitividad universitaria y laboral.
Soy español hablante, mi lengua materna es el español. Al terminar el colegio estudié ingeniería agronómica, carrera de la que soy egresado. Pero a la hora de trabajar en el campo, vi la necesidad de aprender guaraní para estar en contacto con el agricultor. Entendí que cualquier persona debe estar en contacto con la lengua para poder transmitir directrices, conocimiento, etc. Fue en diciembre del 2001 que recibí mi título como profesor de guaraní.
Como en cualquier otro idioma, son cuatro las competencias básicas y fundamentales para aprender la lengua: escuchar, hablar, leer y escribir. Lograr esto es importantísimo.
Aprender guaraní no es complicado. El problema suele estar en la forma en que se encara la enseñanza, y hablo a nivel nacional. Se pretende enseñar guaraní de una forma más “científica”, lo cual muchas veces no es lo recomendable. Hay que buscar una manera más práctica de enseñar, que aún no se ha logrado encajar del todo dentro del sistema.
Principalmente, de forma oral, generando conversaciones, hablando, pronunciando. Claro que esto no puede estar desligado de lo teórico, también hay que entender la construcción, la gramática, y otros aspectos similares, para lograr pronunciar, hablar y escribir adecuadamente.
Aprender guaraní no es complicado, el problema suele estar en la forma en que se encara la enseñanza.
En la Escolar Básica la enseñanza sí está basada netamente en la parte oral. En ese periodo es fundamental usar figuras concretas y estimular la pronunciación, el diálogo con el docente, la adopción de expresiones y preguntas cotidianas y básicas que se deben internalizar. Un problema que suele darse es que se suele pretender enseñar primero a escribir, lo cual no es conveniente.
Aunque, lastimosamente, muy pocas veces – a veces casi nada – se enseña a escuchar, es un aspecto fundamental. Si no aprende a escuchar, el chico no puede comprender el idioma, porque lo que no se escucha, no se puede pronunciar. y si no se aprende a pronunciar, no hay comunicación.
El guaraní se enseña desde antes de la modificación de la Constitución Nacional, en 1992. Anteriormente, no se daba tanto énfasis a su enseñanza, y pocas eran las instituciones que impartían la materia. Aun así, los libros que se editaban en esa época son incluso mejores de los que podríamos encontrar hoy día. Quienes impulsaron el guaraní en un comienzo trabajaron día y noche para poder desarrollar esos materiales. Hoy día, tenemos mayor accesibilidad, podemos tomar lo que ya existe. El desafío está en cómo potenciar lo que hay.
Los jóvenes deben aprenderlo, no solo para pasar una materia, sino para la vida.
Las personas que enseñan la lengua tienen que ser técnicos de la lengua. Lastimosamente en muchos colegios los profesores de la materia no son profesores de guaraní, sino de grado. Eso lleva a enseñar comprensión lectora, análisis de textos, etc., pero la parte oral se ve afectada.
Se debe realizar un proceso muy largo y cambiar la visión de cómo se enseña guaraní. Este no debe ser solo una materia, sino que debe estar presente en toda la malla curricular. De hecho, así lo estipula la Constitución, aunque lastimosamente no se aplica. Es decir, debería enseñarse en Ciencias, Historia, Matemática, Física, Química, etc., para que los jóvenes estén familiarizados con el idioma. No es necesario que todos los docentes de estas cátedras sean especialistas en el idioma, pero entregar ciertos ejercicios en guaraní, para que los alumnos estén en contacto con él, es un gran avance. Si los jóvenes no están en contacto con el idioma, luego no lo usarán.
Los jóvenes están muy metidos “en sus cosas”, por lo que, de buenas a primeras, quizás no estén muy al tanto de lo que sucede en el ambiente o de cómo podrían verse favorecidos por contar con esta segunda lengua. Pero, al demostrarles la importancia de aprenderla e inculcarles el interés por ella, esto va cambiando notablemente; se interesan más, les gusta más. Llegan a una etapa en sus vidas en que hacen un “click”, y a partir de ahí tienen otra visión, entienden que es algo muy necesario. Por ejemplo, incluso las universidades privadas actualmente incluyen en su malla curricular el manejo del guaraní. Por eso, los jóvenes deben aprenderlo, no solo para pasar una materia, sino para la vida.
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