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Entrevista a Luis LLamosas, exalumno de la promoción de 2001 y a Rodrigo LLamosas, exalumno de la promoción de 2003
Los rugbies forman una familia única, y esto es una verdad indiscutible. Pero hay algunos jugadores que tienen el privilegio de también estar emparentados, como es el caso de Rodrigo y Luis Llamosas.
Los hermanos Llamosas se volcaron a este hermoso deporte desde jóvenes y, el día de hoy, al describir su experiencia en el juego, sus palabras son de pura gratitud y satisfacción.
¿Cuál ha sido su experiencia con el rugby?
LL: El rugby me abrió las puertas para conocer a muchísimas personas, miles de amigos con quienes compartí una parte de mi vida, con quienes viví momentos increíbles, y con quienes pude gritar “¡campeón!”, como fruto del esfuerzo de todo un año de entrenamiento. También amigos de otros clubes, con quienes compartimos selecciones, representando al país.
RL: Empecé a jugar rugby con mis amigos y compañeros de promoción del colegio. En la medida en que fuimos creciendo, más disfrutábamos del deporte, al punto de que no nos perdíamos ningún partido de primera; íbamos todos los sábados, sin excepción, y varias veces nos sentábamos en el banco de suplentes o detrás de ellos, solo para poder estar más cerca de nuestros ídolos. Estando en 6° curso, algunos con 17 años y otros con 18, nos tocó el desafío de jugar todo ese año (2003) en la primera división. Para nosotros, fue un sueño hecho realidad, más aún porque al final fuimos los grandes campeones del torneo paraguayo.
A nivel de selecciones también me tocó integrar varios equipos durante muchos años, pasando por las juveniles y mayores, en todas las modalidades del rugby. Me tocó recorrer una gran cantidad de países que, si no hubiese sido por este deporte, la verdad no creo que los hubiera visitado. Tuve la satisfacción enorme de haber sido capitán en casi todas las categorías y compartir con grandes jugadores nacionales y competir contra varias figuras internacionales.
Algo que no puedo dejar de mencionar es la suerte que tuve de poder integrar y jugar en el representativo de Sudamérica, a nivel de XV y de VII, que sería un combinado con jugadores de toda la región. Realmente fue una experiencia muy linda para mí.
¿Cuáles creen que son los valores que el Rugby del San José añade a los propios de este deporte?
LL: No diría que el San José le añade valores a este deporte; diría que el San José pregona con el ejemplo todos los valores que se aprenden en este deporte.
RL: Siempre se dice que el rugby ya de por sí es un deporte de valores, enseña muchas cosas. Pero en el San José tenemos algo diferente, un sentido de pertenencia único, que ya viene de las aulas y lo llevamos a la cancha. Esto se comparte con los compañeros de toda la vida, con otras generaciones y también con personas que no vienen del colegio, pero que al formar parte del club se sienten uno más de la familia del San José.
¿De qué manera el San José Rugby permite a sus jugadores seguir vinculados al colegio?
LL: El haber sido parte del colegio San José lo llevo como un orgullo, y jugar rugby en el club y representarlo cada sábado es un orgullo que complementa el anterior.
RL: Permite seguir vinculado al colegio, primero que nada porque llevan el mismo nombre, los mismos colores y, sobre todo, porque uno sigue compartiendo con grandes personas de todas las edades y de todas las promociones. Si te toca ayudar con las infantiles o alguna división de las inferiores, estas en su mayoría están formadas por alumnos del colegio, lo que hace que siempre tengas alguna partecita presente. De esta manera uno sigue ligado al colegio y devolviéndole un poco de lo que este y el club le dieron en su momento.
Se pasa la experiencia a alguien más, y la idea es que el legado del sanjosiano continúe de generación en generación.
¿Cuáles creen que son características propias del carácter de un rugbier?
RL: Estar siempre primero para ayudar, en las buenas o en las malas. Siempre sabés que alguien va estar a tu lado, porque el sanjosiano es muy solidario, y los rugbistas del club no son la excepción. Pero, personalmente, el rugby me ha dado mucho orden en mi vida, para asumir responsabilidades y compromisos, tomar decisiones y respetar por los esfuerzos propios y ajenos. Dicen que el rugby es un deporte muy sacrificado, que dejás de lado muchas otras cosas… pero yo nunca lo vi como un sacrificio, sino como un esfuerzo o una suma de esfuerzos constantes para poder estar donde querés estar y disfrutar en el camino y al final.
LL: Un jugador de rugby debería tener la mente fría en todo momento, analizando cada situación para actuar en consecuencia. Digo “debería” porque siempre hay excepciones a la regla, pero, por lo general, es la característica principal.
¿Cree que hay una diferencia, con el paso del tiempo y generaciones, en el juego de este deporte?
LL: Definitivamente hay cambios, y muchos. El rugby está en constante análisis, en la búsqueda de cómo mejorar aspectos particulares del deporte, como la seguridad de los jugadores o implementación de nuevas reglas para hacer que el juego sea más fluido, y conseguir así que sea siempre digno de admiración.
RL: Sí, cada vez la diferencia es mayor; el deporte evoluciona, se busca más continuidad, hacerlo más divertido y entretenido al público. Los jugadores están cada vez mejor preparados, física, mental y tácticamente se ha evolucionado muchísimo. La preparación de cada uno es diferente y marca mucho la diferencia entre un jugador preparado y uno que no lo está.
¿Algo que quiera añadir?
LL: Hoy, a mis 37 años, siento mucho, muchísimo, los achaques de haber jugado este hermoso deporte. Varias lesiones pasaron durante este tiempo que, mirando hoy para atrás, transcurrió tan rápido. Los dolores me acompañan todos los días, pero la satisfacción de lo vivido es tal que, sin duda, si tuviese otra vida, lo volvería a repetir.
RL: Agradecer la oportunidad que nos dan de contar parte de nuestra historia e invitar a la gente a que se sume al club, en el lugar en que quiera estar, y que disfrute de los momentos, los que ya fueron vividos y los que aún quedan por vivir. Ser familia dentro y fuera de la cancha.