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La Terapia Cognitivo Conductual, con su enfoque activo y fundamentado en la evidencia científica, se presenta como una herramienta poderosa para quienes buscan mejorar su calidad de vida enfrentando desafíos emocionales y psicológicos.
En esta entrevista, conversamos con Gerónimo Codas Zavala, psicólogo clínico con una sólida formación académica y profesional, especializado en Terapia Cognitivo Conductual y Psicoterapias Basadas en Evidencia Científica.
Gerónimo Codas, docente en la Universidad Católica “Nuestra Señora de la Asunción”, nos ofrece una visión profunda sobre su especialidad, aborda conceptos clave de la salud mental y nos comparte su enfoque práctico y basado en resultados. Además, reflexiona sobre cómo identificar problemas emocionales como la ansiedad y la depresión, desmitificando ideas erróneas al respecto.
Como explica Gerónimo Codas Zavala, esta terapia no solo ofrece estrategias prácticas para resolver problemas concretos, sino que también desmitifica la idea de que acudir a un servicio de salud mental es señal de debilidad. Reconocer nuestras emociones, comprender su función y actuar de manera proactiva son pasos esenciales para fomentar el bienestar emocional.
¿Qué es la Psicoterapia Cognitivo Conductual?
Cuando uno decide acudir a consulta con un psicólogo, es útil saber que existe una amplia diversidad de enfoques en psicoterapia. No todos los psicoterapeutas trabajamos igual. Tener un poco de información te ayuda a decidir si el proceso que vas a empezar se corresponde con lo que estás buscando. La Terapia Cognitivo Conductual es uno de los enfoques más practicados y recomendados actualmente, y tiene dos características que considero de interés para el público general: primero que es una terapia activa y enfocada en la resolución de problemas, y segundo que es un modelo basado en evidencia científica.
No necesitamos estar ‘gravísimos’ para acudir a un servicio de salud mental. Hacerlo no es señal de debilidad.”
En cuanto a lo primero, cuando la gente piensa en psicoterapia se imagina escenas de películas donde el paciente se recuesta en un diván y reflexiona, con el terapeuta haciendo preguntas o interpretaciones en la medida que pasa la sesión. Esto es muy alejado de lo que pasa en Psicoterapia Cognitivo Conductual. En sesión, nosotros nos enfocamos en identificar problemas concretos, poner objetivos y diseñar (en conjunto con el paciente) estrategias para resolver esos problemas. El ideal es que el paciente salga de la sesión con un plan de acción para poner a prueba y realizar cambios en su vida. Mis pacientes suelen agradecer esto. ¡Mucha gente acude a mí con la expectativa de desarrollar habilidades o estrategias para mejorar su calidad de vida, y lo logramos!
El segundo punto: la terapia cognitivo conductual es un enfoque muy preocupado por validar científicamente su efectividad. En los últimos 50 años aproximadamente, se dieron avances técnicos y científicos espectaculares en el campo, que nos permitieron a los psicólogos validar que nuestro trabajo tenía un efecto positivo grande sobre la vida de nuestros pacientes. La Terapia Cognitivo Conductual (un modelo relativamente “reciente”) se desarrolló en este contexto. Y hoy en día se la considera un “Golden Standard” en cuanto a efectividad demostrada. Hay décadas de investigación acerca de sus efectos positivos en problemas del estado de ánimo, ansiedad, control del enojo, perfeccionismo desadaptativo, etc.
Las emociones desagradables no son una enfermedad, son procesos normales que pueden desajustarse.
¿Cómo saber si tengo un problema de depresión o ansiedad?
Mi opinión es que hay confusión y preconcepto a la hora de hablar de problemas emocionales. Y pongo un ejemplo sobre esto: llevo años escuchando que la depresión es “la enfermedad del siglo”. Yo discuto ese título, porque dudo que sea correcto hablar de “enfermedad”. Al final, las emociones (incluso las desagradables como la tristeza, el miedo o la rabia) son procesos normales que experimentan todas las personas en distintos entornos. Y son procesos que, por distintos motivos, se pueden desajustar y empezar a causarnos problemas, sin que necesariamente tengamos que estar “enfermos.
Por este motivo, los problemas emocionales son algo extremadamente común. Lejos de estigmatizar y juzgar, es importante que entendamos que la mayoría de las personas van a pasar por problemas de ese tipo en algún momento de su vida (aunque en distinta intensidad). Es por eso que no necesitamos estar “gravísimos” para acudir a un servicio de salud mental. Y el hacerlo no es señal de debilidad ni de falencias personales (como la sociedad pensaba hace algunas décadas).
Para decidir cuándo acudir a un servicio de salud mental, mi recomendación es confiar en nuestro instinto. Hay indicadores generales que puedo tener en cuenta para guiarme: ¿Estoy durmiendo bien? Logro tener momentos de disfrute y relajación en mi día a día? ¿Tengo una buena autoestima? ¿Me siento bien en áreas como mi pareja, mis relaciones interpersonales y mi trabajo?