Aunque su nombre era Félix Roberto, el músico, poeta y periodista quedó en la historia como “Maneco” Galeano, hijo de W. Antonio Galeano y Ana Mieres.
Nació en Puerto Pinasco el 13 de mayo de 1945. En 1948 su familia se muda a Asunción, y Maneco inicia sus estudios en el San José. Los continuó en el Liceo Militar “Acosta Ñu”, luego en el Colegio Carlos Antonio Lóperz, y finalizó la secundaria en el Colegio de Lasalle, en Bs.As.
En 1962, con el padre en misión diplomática, la familia se traslada a la capital porteña. Allí, Maneco, junto con otros jóvenes, paraguayos como él, forma un conjunto orquestal en el cual interpreta la guitarra y canta.
De vuelta al país, ingresa en la Universidad. No concluye sus estudios. Empieza a insinuarse el compositor. A mediados de la década de los ’60 muestra algunos primeros trabajos, muy elementales, pero de gran pureza.
Hacia finales de los ’60 compone las canciones que sirven de acompañamiento a comparsas de carnaval en el Club Centenario. Esas comparsas son, además, dirigidas por él. De esos años, más específicamente de 1969 y 1970, datan sus primeras composiciones satíricas. Con ellas, comienza a adquirir perfil propio e intransferible el Maneco Galeano de la composición popular paraguaya.
Entre 1976 y 1977 estudia música con los maestros Carlos Dos Santos y Luis Cañete.
Fundó, junto con otros compañeros como Carlos Noguera, Mito Sequera, Juan Manuel Marcos, José Antonio Galeano, la “Joven Alianza”, intento de cooperativa de creadores y artistas que tiempo después sería desbaratado por la policía política de la dictadura. Por entonces, la actividad creativa no conoce pausas. Nacen, entre 1972 y 1976, sus mejores obras.
Yo soy de la chacarita (1971), Despertar (1973), San si Juan no que sí (1972), Dos trocitos de madera (1970), Los problemas que acarrea un televisor en la casa de un hombre como yo (1969), La chuchi (1970), El ejecutivo (1971), El tuerca (1972), José trombón (1972), Al caído en la víspera (1973), Donde la guarania crece (1975, con Augusto Roa Bastos), Pinasco (1976), Poncho de 60 listas (1980), entre otros.
En 1975 y 1976, para que las musicalice su entrañable compañero y amigo Jorge Garbett -a quien había conocido en 1974- compone algunas letras de profundo lirismo: “Ella es así”, “Se le quiere” y “Lluvia”.
Compone “Cigarra, tonta cigarra”, sobre texto de José Luis Appleyard, “Nda reiri oje’e”, sobre poema de Rudi Torga y “Ka’akupe piári”, una fortísima polca cuya letra es la única escrita por Maneco totalmente en guaraní.
El estilo de Maneco Galeano en el aspecto musical se caracteriza por la sencillez de sus melodías y sus originales giros armónicos. En algunas de sus creaciones se perciben influencias de la música llamada «del litoral» (lado argentino de las riberas del Río Paraná).
La mayor concentración de elementos expresivos se encuentra en los textos de su autoría; de aguda visión, ironía y desenfado en el tratamiento de sus personajes, gran parte extraídos de sectores de la burguesía nacional y de los políticos, a quienes ridiculizó, y por otro, un extraordinario compromiso con las causas populares y el espíritu de hermandad latinoamericana.
Su amigo y maestro en el periodismo, Fernando Cazenave, lo invita a hacer parte del plantel fundacional de ABC Color cuando su apertura, en 1967. Comienza entonces la tarea de comunicador social, condición que ostentaría, orgulloso, hasta sus últimos días, como colaborador en La Tribuna y el Diario Hoy, medio en el cual desempeñó funciones de jefe de la sección Deportes y de secretario de Redacción.
Luego de la experiencia del Taller Musical Sembrador deja de crear canciones y se dedica apasionadamente a su tarea de periodista. De este tiempo de “silencio musical” -como solía llamarlo- son los “Cuentos” que publica en el entonces estupendo “Dominical” de Hoy. Le invade un enorme escepticismo y, en ese marco, considera que la canción sirve para bien poco en materia de ayudar a cambiar un estado de cosas que duraba, penosamente, hacía varias décadas.
Otra de sus grandes pasiones, a más de la obvia que sentía por la música, fue la de profesor. Desde 1974 y hasta 1978 enseñó Música en el que llamaba “Su” colegio, el San José.
El 19 de abril de 1969 contrajo matrimonio con María Cristina Barrail Pecci. De esa unión nacieron cuatro hijas: Sandra María, Viviana Guadalupe, Ana Karina y María Alegría.
Recién en 1980, ya declarada la enfermedad que finalmente produciría su fallecimiento, enterado de la realización del Primer Festival Ypacaraí de la Composición Musical, vuelve a la creación. Lo hace con la que sería su última obra, “Poncho de sesenta listas”, la cual obtuvo el segundo premio en aquel certamen.
Dejando una fructífera producción musical -numerosa y amplia-, memorables escritos periodísticos y un imborrable recuerdo en sus ex alumnos y en una multitud de sus amigos, fallece Maneco Galeano en Asunción, un martes 9 de diciembre de 1980, a las cuatro menos cuarto de la tarde, víctima de un cáncer de pulmón. Tenía 35 años.
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