Entrevista a JUAN MANUEL MARCOS, exalumno de la promoción de 1967
El Dr. Juan Manuel Marcos es una de las grandes luminarias intelectuales paraguayas de los últimos 50 años, habiendo ocupado cargos importantes en la función pública, dirigiendo reconocidas casas de estudio y contando con varios libros escritos. Esa historia comenzó en la academia literaria del san José, allá por los 60.
El Dr. Marcos es doctor en Filosofía por la universidad Complutense de Madrid y doctor en Letras por la universidad de Pittsburgh, Pennsylvania, con respectivos postdoctorados en las de Yale y Harvard. Debido a su lucha contra la dictadura, sufrió doce años de exilio, y a su vuelta fue electo diputado primero y senador después. Ha escrito numerosos libros de poesía y ensayo, así como la novela El invierno de Gunter, que fue traducida a 43 idiomas y adaptada al cine.
En esa época, el ciclo primario comprendía seis años, y el secundario, otros seis. ingresé al primer grado de la primaria del Colegio de San José en 1956, cuando tenía cinco años. Para ser miembro de la Academia Literaria era necesario estar en cuarto curso de la secundaria. Fui elegido vocal de cuarto curso en 1965, vocal de quinto en 1966 y presidente en 1967.
Dentro del orden del Día, que se mantiene hasta hoy según me dijeron, me gustaba la lectura y la creación. El punto más temido era la improvisación.
Sí, tengo muchísimos recuerdos. Hacíamos sesiones conjuntas con academias de otros colegios como el Goethe, el internacional, el Cristo Rey, el Colegio Nacional de Niñas y nuestras favoritas eran las sesiones con la academia de Las teresas. Cuando me incorporé en la Sesión de Honor de 1965, la insignia me la puso el invitado de honor Julio César Chaves, que era presidente de la Academia Paraguaya de la Lengua y la Academia Paraguaya de la Historia. En realidad, la academia del colegio es mucho más antigua que ambas.
Mi primera tarea ese año fue lectura. Elegí leer un párrafo de Perfiles de coraje de John F. Kennedy. El presidente José Carlos Rodríguez Alcalá y el Secretario Adolfo Ferreiro me fustigaron porque en su opinión la obra no era literaria. Yo me defendí arguyendo que el libro había ganado el premio Pulitzer, que es un premio literario.
En ese momento intervino el presidente de la academia del Goethe, Basilio Bogado Gondra, que asistía como invitado y gozaba de mucho prestigio. Basilio sostuvo que era muy conveniente para las academias conocer y discutir el género del ensayo. Dijo que había leído el libro de Kennedy y le parecía muy recomendable por su contenido ético.
Recuerdo con gran orgullo haber dirigido la revista de la academia, La Estrella, y su programa semanal en Radio Caritas, Academia Literaria, que se emitía los domingos, de 22 a 23 horas.
También recuerdo con afecto a la Comisión Directiva de ese año, compuesta por el vicepresidente Ramiro Rodríguez Alcalá Casal Ribeiro, el secretario Hermes Gómez Ginard, el bibliotecario Nicolás Latourrette Bo, el tesorero Juan José Barrail troche, el vocal de sexto curso Luis Alberto Campos Doria, el de quinto Gustavo olmedo Sisul, y los de cuarto José Antonio Galeano Mieres y Carlos Mersán Galli.
Nos capacitó para el diálogo con compañeros de nuestra generación, y para comprender el valor de la libertad y la redención del paraguay por la cultura
Sí, por supuesto. La academia contribuyó mucho a nuestra formación. El colegio, dirigido por el Padre Jesús María Huarte, nos daba total libertad.
No teníamos asesores en esa época. Nos manejábamos con total autonomía. Pero nuestros profesores eran muy buenos, entre ellos Efraim Cardozo, Jerónimo Irala Burgos, José Antonio Moreno Ruffinelli, Hugo Marinoni, y los padres franceses Marcelino Noutz, León Coundou, Gerardo Badie, Pedro Lagouardat, Eugenio Pebosq, Luis Gonteaud, José Saubatte y otros muy queridos.
A mediados del último año, 1967, regresó al Paraguay después de once años el P. César Alonso de las Heras, símbolo de la academia y antiguo amigo de mi padre, con quien había sido colega en la cátedra del colegio.
Aprendí mucho del P. Alonso, tanto en Asunción como en mi exilio en Madrid, durante el cual escribimos juntos los tres volúmenes del Curso de Literaturas Hispánicas, de la Edad Media a la Contemporánea, que fueron publicados por la Editorial FVD.
La academia nos permitió conocer y profundizar en la obra de autores clásicos y contemporáneos españoles, hispanoamericanos, franceses y angloamericanos. Recuerdo especialmente a poetas, ensayistas y narradores como los de la Generación del 27 de España, los franceses Albert Camus y Jean Paul Sartre, los estadounidenses Walt Whitman, Edgar Allan Poe, John Steinbeck, Ernest Hemingway y Arthur Miller, los nuevos narradores latinoamericanos que iban surgiendo, y por supuesto, los paraguayos como Alejandro Guanes, Gabriel Casaccia, Hugo Rodríguez Alcalá, Augusto Roa Bastos y otros, que eran exalumnos del colegio.también nos capacitó para el diálogo con compañeros de nuestra generación, y para comprender el valor de la libertad y la redención del Paraguay por la cultura.
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