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Victor Manuel Pecci exalumno de la promoción 1973
El nombre de Víctor Manuel Pecci no puede inspirar otra cosa más que respeto, admiración y orgullo deportivo. Uno de los más exitosos hombres salidos del san José, reconocido en todo el mundo, su más que adecuado apodo de “campeonísimo” del tenis paraguayo certifica una carrera llena de glorias, hazañas y momentos históricos que llenaron de emoción a todos sus compatriotas.
Víctor Manuel Pecci nació el 15 de octubre de 1955 en la ciudad de Asunción. De perfil diestro, Pecci fue entrenado por Modesto Vázquez y Gabriel Pain, comenzando su carrera profesional en el tenis en 1973, contando con 18 años. No obstante, su talento para el deporte de la raqueta ya se dejó ver unos años antes.
A la corta edad de 13 años logró hacerse con todos los títulos a nivel nacional que correspondían a su nivel, y posteriormente fue campeón junior de Roland Garros y semifinalista en la misma categoría en el mítico torneo de Wimbledon, dando ya en ese momento algunos vestigios de las glorias que le esperaban.
Sin duda el año 1979 fue uno inolvidable para el deporte paraguayo y en particular el tenis, ya que aquella temporada el campeonísimo realizó lo impensable durante el torneo de Roland Garros, dejando atrás a grandes tenistas como Corrado Barazzutti, Guillermo Vilas, Harold Solomon y Jimmy Connors para alcanzar la final del prestigioso Abierto de Francia, donde finalmente caería ante el sueco Björn Borg.
El torneo de tenis más importante sobre polvo de ladrillo le sentó bien a Pecci durante toda su carrera, ya que en 1981 volvería a tener una actuación destacada en dicho Abierto llegando a las semifinales y perdiendo de nueva cuenta con Björn Borg. Aquel año también sería finalista del Abierto de italia.
La Copa Davis nos regaló otros de los momentos más legendarios en la carrera de Víctor Pecci, ya que bajo su liderazgo Paraguay logró la hazaña de ascender al prestigioso Grupo Mundial en 1982, manteniéndose allí hasta 1989. Dicho ascenso se dio venciendo al poderoso equipo checoeslovaco compuesto entre otros por iván Lendl, número 1 del mundo por ese tiempo, y tomás Smid.
Durante este periodo se dieron algunas de las victorias más emocionantes, épicas e inimaginables de toda la historia del deporte paraguayo, ya que además de que durante la “era Pecci” Paraguay nunca perdió como local, logró vencer en inolvidables series a los equipos de Nueva zelanda, jugando de visitante sobre césped en 1984, a Francia, jugando sobre el Parquet de la Secretaría Nacional de Deporte en 1985, y la victoria más impensada de todas ante EEuu en 1987.
Aquel marzo de 1987
Para aquel año Paraguay estaba lejos de ser un equipo pequeño dentro de lo que era el Grupo Mundial de Copa Davis. Los contrincantes más poderosos tenían terror de jugar ante el equipo paraguayo liderado por el campeonísimo, y compuesto a su vez por Francisco González y Hugo Chapacú.
Como se dijo antes, Paraguay ya había probado su estirpe venciendo a grandes como Checoeslovaquia, Nueva zelanda y Francia, y es en este último punto en el que ocurre una serie de hechos que vale la pena rememorar.
La victoria ante Francia de local, ocurrida en 1985, como se mecionó ocurrió sobre la superficie de parquet de la Secretaría Nacional de Deportes. Algunas selecciones participantes protestaron ante la Federación internacional por el uso de dicho suelo para que Paraguay dispute sus partidos, ya que este, además de representar una gran ventaja para el equipo guaraní por ser una cancha bastante rápida, no se utilizaba con regularidad y de hecho no volvería a utilizarse nunca más luego de aquel juego ante los galos.
Ante las presiones, la Federación prohibió el uso del parquet como superficie para los torneos oficiales y nunca más volvería a ser permitida su utilización. Por esta situación, Paraguay decidió hacer de local en el court central del Yacht y Golf Club Paraguayo en Lambaré, que contaba con una cancha de polvo de ladrillo con la cual Pecci estaba más que familiarizado debido a sus actuaciones en Roland Garros.
Los obstáculos para Paraguay sin embargo no cesaron, ya que se confirmó a EEuu, multicampeón de la Copa Davis, como rival para los octavos de final, por lo que todas las apuestas estaban en contra del equipo nacional.
Al terminar el segundo día de la serie, el 14 de marzo de 1987, Paraguay se encontraba seriamente desventajado y con un 1-2 en contra luego de haber perdido el partido de dobles ante la dupla número uno del mundo compuesta por Ken Flach y Robert Seguso.
Ya en la jornada del domingo 15 de marzo se gestó el milagro, cuando el número 2 paraguayo Hugo Chapacú logró lo impensable venciendo al norteamericano Jimmy Arias con una lesión y yendo varias veces abajo en el marcador, lo cual empató la serie y provocó un desborde de locura en el público que invadió el court central para festejar con Pecci, Chapacú y los otros miembros del equipo paraguayo.
Con ese momento épico consumado, al campeonísimo le bastó nada más el embrión anímico del empate de la serie, la euforia y el apoyo de los asistentes aquella noche y por supuesto, su increíble talento de número 1 paraguayo para pasarle por encima a un desmoralizado Aaron Krickstein, derrotándolo en la madrugada del 16 de marzo de 1987 en tres sets corridos.
La serie finalizó con un 3-2 a favor de Paraguay. Sin duda uno de los momentos más gloriosos de toda la historia del deporte nacional.
El campeonísimo no se privó de derrotar a prácticamente todos los grandes tenistas de su tiempo, entre los que destacaban nombres como el mismo Björn Borg, John McEnroe, Jimmy Connors, iván Lendl, Guillermo Vilas, ilie Nastase, Vitas Gerulaitis, Harold Salomon, Eddie Dibbs, Andrés Gómez, José Luis Clerc y Jannick Noah. La popularidad de la raqueta número 1 del tenis guaraní y los éxitos de Paraguay en Copa Davis bajo su liderato llevaron, por aquellas épocas, a una fiebre por el deporte haciéndolo masivo como nunca antes se había visto en nuestro país.
Luego de 12 años de carrera profesional, Víctor Manuel Pecci se retiró en 1990 y dos años más tarde empezó a asumir la capitanía del equipo paraguayo de Copa Davis, y probablemente no existía alguien mejor que pudiera asumir dicha responsabilidad.
Dentro de la Función Pública ejerció como Ministro de Deportes durante el gobierno de Horacio Cartes, encabezando numerosos proyectos buscando el desarrollo, crecimiento y profesionalización del deporte paraguayo.