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Entrevista a Martin Velázquez y Tomas Bogado, exalumnos de la promoción 2017
El campamento tiene algo de mágico para quienes lo experimentan, y se convierte en un recuerdo especial para todos los que pasan por él. Además, claro está, quedan las amistades que perduran para siempre.
Martín Velázquez y Tomás Bogado nos cuentan cómo vivieron los campamentos, durante su época escolar. Por supuesto, no podían dejar de recordar, también, algunas anécdotas de ese tiempo.
¿Cómo fue su experiencia en el campamento?
MV: Dentro de todo lo que el colegio me dio, fue sin dudas la mejor. Explicar el porqué es muy difícil, lo que uno da y lo que recibe de ese lugar es indescriptible, las palabras quedan cortas. Empecé a ir de chico, porque me llamaba la atención cómo los acampados cuidaban cada detalle de lo que vivieron ahí como algo único, era algo “secreto”. Una vez que fui, me enamoró el sentido, los valores y todo lo que transmite con cada una de sus actividades. Creo que el campamento forma hombres todo terreno, porque uno se exige al máximo en cada rol que cumple: como acampado, trabajando y reventando (dando alegría) sin descanso, y, como comando, con la disciplina y responsabilidad que exige la organización del campamento.
TB: Mi experiencia en el campamento fue una de las mejores cosas que me ha dado la época de colegio. Fui al campamento por primera vez al pasar de séptimo a octavo grado, y desde aquel primer campamento me gustó tanto que no falté a ninguno. Considero que mi experiencia en el campamento fue una de las mejores, ya que pude vivirlo desde todas sus funciones.
En el tiempo que fueron acampados, hasta su último año, ¿vieron o sintieron algunas diferencias en esta actividad?
MV: Con el correr de los años, muchos aspectos del campamento se fueron adaptando, pero la esencia siempre se mantuvo: el compañerismo, la unidad, las anécdotas de las que hablan nuestros antecesores, son casi idénticas. Yo creo que lo fue decayendo o cambiando es el sentido de pertenencia; cuando yo era chico sentía que los más grandes cuidaban demasiado el campamento por el amor que le tenían, lo valoraban tanto que eran “celosos” de ese lugar. Lo que pasaba allá, terminaba allá. En Asunción uno se encargaba de prepararse y no dudaban para asistir al próximo, sea cual sea la situación.
TB: Viví mi último campamento haciendo las mismas actividades que se hizo en mi primero. Nunca hubo diferencias de un campamento con el otro. Siempre hay algunos detalles que pueden cambiar, pero eso no lo hace diferente y es lo bueno, lo que siempre mantuvo la esencia del campamento.
¿Tienen alguna anécdota, en especial, que sigan contando hasta hoy?
MV: Realmente, con cada campamento te llevas una anécdota y, de entre tantas, se te olvidan. Recuerdo que, en mi primer campamento, yo estaba haciendo guardia, cerca del servicio técnico, cuando vinieron dos asaltantes bien silenciosos y me llevaron hacia el arroyito. En mi inocencia yo pensaba que me iban a ayudar, a dar comida o algo por el estilo. Terminó siendo todo lo contrario, terminé literalmente como uno viene al mundo, fui corriendo a la casa, me pasaron una bermuda, tamaño XL, mojada y tuve que enfrentar el asalto así.
TB: Tuvimos varias experiencias que seguimos contando hasta el día de hoy y seguimos riendo como si fuera ayer. Una de ellas es cuando un compañero, al acabar el tiempo para cenar e ir a la peña, metió todo lo que tenía en el plato en su bolsillo, para seguir comiendo. Otra anécdota fue cuando un compañero pasado de peso simuló ser chocado por una moto de ida al pueblo, para no trotar más.
¿Cuáles características del campamento considera más valiosas para el crecimiento de los alumnos participantes?
MV: Que es una escuela de vida. Los sanjosianos tenemos el privilegio de tener una actividad que te enseña y te forma para toda la vida. Yo creo que el campamento es un desafío enorme, donde uno se prueba a sí mismo y, en el camino, va aprendiendo muchas cosas. A respetar a los grandes y chicos, trabajar con el otro, divertirse, sobre todo, a superarse y dar todo de sí para que el campamento salga bien.
TB: Más que características, considero valiosos los valores que da el campamento, por sobre todo la unión y amistad que perdura para siempre y que crea un lazo de amistad diferente a todas. No solo con tus compañeros, sino también con los más chicos y más grandes, con quienes hayas compartido algún campamento.
¿Algún mensaje que quieran compartir, con los alumnos que participan, participaron o participarán de esta actividad?
MV: Que busquen ser líderes no solo allá, sino en todas las actividades que el San José nos regala, buscando realzar no solo el nombre del campamento, sino también del colegio. Además, que cuiden, disfruten y aprovechen al máximo cada mínimo detalle del campamento; que esos 6 días busquen dar lo mejor y se caguen de risa, hagan todo lo que se les pase por la cabeza y creen muchas anécdotas con sus compañeros, porque después no existe otra oportunidad de vivir y aprender todo lo que pasa ahí.
TB: A los alumnos que participan les pido que aprovechen y valoren los campamentos, pero, sobre todo, que cuiden los detalles que lo hace único e inigualable. Y a los que no participaron, les invito que se vayan a conocer y compartir esa hermosa experiencia que genera amistades y anécdotas para toda la vida.