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Entrevista a Juan Carlos Wasmosy, exalumno de la promoción de 1956
Quienes se destacan por sus méritos académicos, por lo general lo hacen para honrar su responsabilidad como estudiantes, a modo de gratitud y correspondencia con el esfuerzo que implica para sus padres o responsables la inversión en una educación de calidad. Pero, finalmente, los frutos del estudio no se lo llevan sus mayores, sino que quedan para el alumno y su futuro profesional y personal.
Juan Carlos Wasmosy fue medalla de oro de la promoción 1956, como resultado de su dedicación al estudio. Considerando los cambios sociales, tecnológicos y académicos, reflexiona sobre algunos aspectos y beneficios de la búsqueda de la excelencia académica.
¿QUÉ PODRÍA CONTARNOS DE SU ÉPOCA DE ESTUDIANTE?
Eran otros tiempos, cuando las familias se dedicaban más a la educación de sus hijos, basada en principios de ética y moral. El colegio sí se encargaba de nuestra formación, donde los sacerdotes bayoneses tenían la total autoridad y confianza de nuestros padres para hacerlo. No había ni existían las “comisiones de padres”, como hoy en día.
UD. SE RECIBIÓ COMO MEJOR EGRESADO, ¿ERA UN OBJETIVO QUE TENÍA PREVIAMENTE?
Al ser huérfanos de madre, y con nuestro padre deportado a la Argentina, mis hermanos y yo fuimos criados por unas tías abuelas, a quienes no podíamos defraudar. Al poco tiempo, ellas ya no podían pagar el colegio, y por mérito académico el colegio nos dio una beca. Eso hizo que nuestro compromiso sea aún mayor, para así poder seguir estudiando. Años después de habernos recibido, y luego de tener nuestros primeros ingresos ya como trabajadores, devolvimos la totalidad del importe de la beca para que así el colegio también pueda becar a otros alumnos que lo necesiten.
¿QUÉ APORTA A UN EXALUMNO LA EXCELENCIA ACADÉMICA DE LA ÉPOCA ESCOLAR?
Como mencioné anteriormente, te puede ayudar con alguna beca para poder estudiar, pero la excelencia académica, además, se ve reflejada en el ambiente social, universitario, profesional y político, donde exalumnos del colegio San José se distinguen nítidamente.
MÁS ALLÁ DE LAS NOTAS, ¿QUÉ OTROS ASPECTOS CONSIDERA FUNDAMENTALES EN LA FORMACIÓN DE LOS ESTUDIANTES?
Más allá de las notas y excelencia académica, el colegio siempre nos recordaba el “Dios y Patria”, “FVD” (Fiat Voluntas Dei), “ATA” (Amistad, Tolerancia y Ayuda), que se transmiten en la fe, honestidad, respeto, disciplina, patriotismo y ayuda al prójimo. Como decían nuestros mayores, “el 10 hay que sacarlo en la vida, mi hijo”.
¿CREE QUE LOS VALORES ACADÉMICOS O HUMANOS HAN CAMBIADO, CON EL PASO DEL TIEMPO?
Ya lo creo, han cambiado totalmente. Empezando por la falta de capacitación de los docentes y una sociedad de consumo emergente, donde los conceptos de respeto, disciplina y los valores morales no tienen la gravitación que tenían antes, haciendo desaparecer la meritocracia y dando lugar a la mediocridad y la búsqueda del lucro desmedido a cualquier precio.
¿QUÉ CREE QUE LA ACTUALIDAD DEMANDA DE LA FORMACIÓN DE LOS JÓVENES?
En primer lugar, debemos fortalecer la familia, que es la primera escuela: “criad buenas madres y tendréis buenos ciudadanos” dice el refrán. En segundo lugar, mejorar la capacidad de los docentes, y por ende la de sus salarios, de modo que sea una profesión a la que se dediquen a tiempo completo. Inculcar la lectura en los jóvenes tan dejada de lado en estos tiempos, y muchas otras cosas. A partir de ahí podremos exigir excelencia y buscar que el alumno supere al maestro.
¿ALGO QUE QUIERA AÑADIR?
Simplemente, agradecer a todas esas personas que me formaron en el querido San José, el colegio me dio mucho y espero haberle devuelto algo de lo que me dio. Hoy, más que nunca, deseo que siga formando hombres honestos, patriotas, disciplinados y con valores morales para seguir llevando este país adelante.