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Entrevista a Juán Núñez, exalumno de la promoción de 1999
El Movimiento Expedicionario César Alonso De La Heras (MEPCAH) ha fascinado a todos sus participantes, con experiencias únicas en medio de la naturaleza y pruebas que se han convertido en anécdotas eternas. Uno de los miembros del movimiento, Juan Núñez, nos cuenta los recuerdos que trae consigo desde su dirigencia en 1999
¿Qué lo atrajo al MEPCAH?
Sus actividades al aire libre, el poder estar con contacto con la Madre Naturaleza y conocer nuestro país y países vecinos a través de las expediciones.
¿Cuáles son las características del movimiento que más se identifican con Ud.?
El amor por la ecología, la disciplina, el trabajo en equipo y el compañerismo.
En su año, ¿recuerda en qué consistieron las actividades?
El ascenso al tres Kandu, la expedición por agua a través del cauce del arroyo yhavy Guazy, el viaje al Colegio de San José en Buenos Aires Argentina y a Bariloche, las expediciones al Lago ypo’a, el ascenso al cerro Mbatovi, la prueba del expedicionario, entre otros.
«APRENDÍ QUE TRABAJANDO EN EQUIPO MEDIANTE EL COMPAÑERISMO SE LLEGA AL LIDERAZGO»
¿Hubo alguna de las actividades con mayor significado o importancia para Ud.? ¿Por qué?
Sí, ella fue la prueba del expedicionario. Porque en ella aprendí el significado del silencio y a combatir mis miedos, ya que debía estar solo en la selva, con nada más que una vela y machete hasta el alba del día siguiente, cuando concluía dicha prueba.
¿Y hubo alguna en la que haya existido alguna dificultad particular? ¿Hubo algún aprendizaje que haya podido sacar de ella?
La verdad que todas ellas fueron muy enriquecedoras, sin desperdicio alguno. Incluso diría que hubo un cambio de carácter antes y después de mi participación en estas actividades.
¿A quién recomendaría participar del movimiento?
A todos aquellos amantes de la naturaleza y de la vida al aire libre