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Entrevista a Adolfo Marín, exalumno de la promoción 1981
Adolfo Marín tuvo una fructífera carrera como deportista. Amante del deporte, se adentró en distintas disciplinas y sobresalió en cada una de ellas.
Según Marín, fue gracias a la inspiración e impulso de sus profesores y técnicos, como así también de los sacerdotes del colegio, que fomentaron en él este amor al deporte. Pero, luego, fue sacrificio, esfuerzo, práctica y disciplina, las que lo llevaron a destacarse en numerosas pruebas.
¿Cómo eran encarados los deportes, en su época de colegio?
Tuve el privilegio de haber estado en nuestro colegio durante unos años extraordinarios. Hasta me animaría a decir y sentenciar que tuve el privilegio y honor de haber vivido una “época dorada” en lo que se refiere a deportes, en general, y atletismo, en particular.
En mi época – e incluso antes – el colegio contaba con un frondoso plantel de insignes y destacados profesores de Educación Física. También profesores y técnicos consumados en deportes especiales. Eso permitió que pudieran, con buen timo y “ojo”, escoger a los alumnos que – según su parecer – tuvieran “buena madera”; condiciones y talentos innatos, que a la vez pudieran ser pulidos y desarrollados.
Es imposible no mencionar el tremendo y sostenido respaldo que ofrecían algunos sacerdotes de la congregación, para tal efecto. Entre varios, se destacaba íntimamente el pa’í Antonio Cano Padroza, un verdadero fanático de los deportes.
Fue muy bueno poder ser un resultado de las importantísimas condiciones para la búsqueda, por parte de sacerdotes, profesores y técnicos, y desarrollar esas promesas y talentos en lo deportivo.
El deporte y su práctica, en mi época, era tomado muy en serio en el colegio. Los que practicábamos algún deporte o disciplina, grupal o individual, teníamos garantía de respaldo irrestricto para las performances nacionales e internacionales, en cualquier nivel de competencia.
¿Qué deportes practicaba en aquel entonces?
Desde temprana edad, fui inculcado y direccionado a varias disciplinas deportivas. Tenía, como base, la tradicional asignatura de gimnasia. A partir de ahí, fui introducido a la práctica del fútbol de campo y del básquetbol. Practiqué estas disciplinas en mis primeros años escolares, con mucha pasión y fuerza.
Con el paso de los años, al llegar al 4° o 5° grado de primaria, fui seleccionado por uno de los mejores técnicos de atletismo que tuvo el Paraguay: el entrenador en jefe del atletismo del colegio, el profesor William Rivarola. Fue el responsable de introducirme a la práctica activa del atletismo, sin dejar de lado mis prácticas de futbol de campo y básquetbol. En estas dos disciplinas, ya era parte de las selecciones escolares.
Sin darme cuenta – y siempre guiado por el profesor William Rivarola – fui practicando más asiduamente el atletismo. El mismo profesor, con mente y mano de orfebre, fue puliéndome para hacerme competitivo, no solo a nivel interno, sino para poder competir a nivel interescolar. Desde aquel entonces, me metí con más ímpetu y dedicación en esta disciplina, sin dejar de lado el básquetbol y el fútbol de campo.
¿Recuerda a profesores que lo hayan inspirado, en ese momento?
Recuerdo perfectamente a varios profesores de aquellas épocas doradas del deporte del colegio. Si la memoria no me falla, estaban: William Rivarola (atletismo), Ángel Berni (fútbol de campo), Neneco Ré, Sindulfo Chicho Salinas y Bambi Lezcano (basquetbol), entre otros tremendos y brillantes profesores y técnicos. Todos ellos, sin excepción, fueron suficiente y sostenidas fuentes de inspiración para la práctica de sus disciplinas deportivas.
¿Cómo fue profesionalizando su pasión por el deporte?
Mi “pasión” por el deporte, en general, y estas cuatro disciplinas deportivas, en particular, las fui “profesionalizando” a medida del paso del tiempo de entrenamientos y competencias.
Los objetivos a alcanzar y los triunfos obtenidos son grandes motivaciones para ir “profesionalizándose”; van forjando el carácter y el alma misma. Hay que reconocer que existe una gran dosis de sacrificio y dolor en las preparaciones, pero todo se compensa con los logros a obtener y los obtenidos. Todo eso es muy sano, tanto para la mente, el alma y el cuerpo.
El deporte, en sí, está marcado por la condición de práctica, exigencia y disciplina. Pero, tarde o temprano, reditúa con el sabroso sabor de la gloria deportiva.
¿Hay alguna anécdota especial, que aún recuerde?
La práctica de cualquier disciplina deportiva, ya sea individual o colectiva, siempre está plagada de anécdotas. La mayoría de las mismas son positivas, alegres y constructivas. Solo en algunas instancias se pasa, obligatoriamente, por otras tristes y dolorosas, pero estas también son parte del deporte.
Me faltaría tiempo y espacio para compartir tantas anécdotas, alegres y positivas, en la práctica de las disciplinas deportivas en el colegio. Estas permanecen estables en las retinas del alma, del corazón y de la memoria, como parte inherente de mi persona.
Me viene a la memoria una anécdota en especial, de la vez que me tocó ser parte de la Selección de Atletismo y de Handball en los torneos de colegios betharramitas del Cono Sur, en 1977 en la Ciudad de La Plata, Argentina. Se trató, en especial, de la final de Handball contra el San José de La Plata. La misma no pudo finalizar en su tiempo normal, por la famosa “batalla campal” en la cual estuvimos inmersos prácticamente todos los integrantes de ambas selecciones.
Esa final la terminamos perdiendo, pero nadie nos quitó el dulce placer de la venganza en el rubro “pelea”, después de haber recibido – de manera injusta – maltrato verbal y sobrador de parte de los jugadores del equipo rival. Esto, en apariencia, podría parecer una anécdota triste, pero la misma fue reivindicada cuando nos tocó competir en las pruebas de atletismo.
En ellas competíamos 2 atletas por cada colegio, en 5 pruebas atléticas diferentes. Al final, los atletas del Colegio de San José de Asunción, Raúl Doria y yo, ganamos la totalidad de las 5 pruebas desarrolladas. Raúl ganó 2 de las 5, en las cuales yo salí segundo. Por mi parte, gané las restantes 3 pruebas, y Raúl segundo en las mismas.
Tuvimos como resultado final global a Raúl Doria como Medalla de Plata y a mí con la Medalla de Oro, y Campeones en la General de Atletismo. Las pruebas fueron 100m llanos, salto largo, salto alto, lanzamiento de bala y lanzamiento del disco. En este deporte, todo transcurrió con normalidad de inicio a fin.
¿Cuáles fueron algunos hitos principales en su trayectoria deportiva?
En fútbol de campo: haber podido llegar a ser parte de las Selecciones Mayores del colegio, ya desde 2° curso del Básico, siendo suplente. Desde 3°, titular de las Selecciones Mayores. También, haber sido participante en los equipos de las divisiones Cadete e Infantiles del Club Olimpia. A esto tuve que renunciar para no sufrir lesiones de consideración que me impidieran desarrollar la práctica de las otras disciplinas deportivas, en las cuales los rigores físicos de contacto no eran de alto porcentaje.
Otro hito importante para mi carrera deportiva fue haber sido semiprofesional y profesional del Handball una vez egresado del colegio. Participé en los equipos del Deportivo Internacional, Libertad, Cerro Corá, Atletas File y Sol de América. Fui titular en todos estos equipos y parte de, por lo menos, 8 Campeonatos Paraguayos. Y, a través de estos logros, tuve el privilegio de haber podido ser parte y titular de varias selecciones paraguayas en Torneos Sudamericanos y también de equipos que compitieron en Sudamericanos de Clubes Campeones.
También fue significativo haber podido practicar y competir en la disciplina del fútbol 5 como arquero/volante en los inicios de este en Paraguay. Además, haber tenido el honor y privilegio de haber sido convocado como parte del plantel de la Selección Paraguaya de este deporte en el 1° Mundial Experimental de Fútbol 5, desarrollado en Holanda a principios de 1991. A esta selección tuve que renunciar por el fallecimiento de mi querida madre.
En mi vida deportiva, sin lugar a dudas, se destacan el atletismo y haber tenido el privilegio de ser parte de una camada magistral de atletas del colegio.Por 5 años consecutivos obtuve la distinción como “Mejor Atleta Intercolegial” en las categorías Infantil, Menor (12 a 14 años) y Mayor (16 a 18 años).
Cito, además, el destaque en los Torneos Interescolares e Intercolegiales, que me permitieron a la vez ser parte de varias Selecciones Paraguayas de Atletismo y de varios torneos a nivel internacional.
Destaco siempre, por sobre todo, no solo mis logros individuales, sino más bien el haber tenido el privilegio de ser parte de una época y camada extraordinaria y dorada del deporte colegial y del atletismo.
En el atletismo, colegio, familia, con sacrificio y Dios mediante, pude llegar a objetivos y metas como, por ejemplo, ser poseedor de varios récords en diferentes pruebas atléticas, tanto a nivel intercolegial como a nivel nacional.
Entre ellos, están: haber participado en, por lo menos, 8 torneos sudamericanos en categorías Menores, Juveniles y Mayores Absolutos; haber participado, con solo 16 años, en los Juegos Deportivos Panamericanos de San Juan de Puerto Rico (1979) y haber tenido el honor y privilegio de haber competido con atletas monstruos, nivel mundial, de la talla de Joao Carlos de Oliveira, de Brasil, Recordman Mundial de salto triple, y del mítico atleta de los EE.UU., Carl Lewis. Con ambos en la prueba de salto largo.
También haber competido en Campeonatos Mundiales de Atletismo en Categoría Juvenil. Y, con tan solo 16 años de edad, en el Mundial de Atletismo Juvenil en la Ciudad de México DF. Haber culminado en 4° lugar en la prueba de salto largo y haber culminado en 6° lugar en la prueba de salto alto. Habiendo logrado en esa oportunidad, ser el primer atleta paraguayo en sobrepasar las altura de los 2m, con una marca de 2,01m.
Otro hito fue el privilegio de haber sido Campeón Universitario y Medalla de Oro en 5 Pruebas: salto alto (1983 y 1984), salto triple (1984), 110 metros con Vallas (1983), posta 4 por 100m (1983). Y Medalla de Bronce en 3 Pruebas: salto largo (1983), 110m con vallas (1984) y Decathlon (1984). Lastimosamente, al año siguiente dejaron de realizarse los Juegos Deportivos Universitarios.
No me quiero olvidar que fui elegido en los años 1978 y 1979 como el mejor y más completo Atleta Absoluto del Paraguay, con 15 y 16 años.
También tuve el privilegio, en el año 1978, de ser Recordman Sudamericano en Categoría Menores de hasta 16 años de Exathlon (pruebas combinadas) que constaba de 2 carreras, 2 saltos y 2 lanzamientos. También pude lograr ser Medalla de Bronce en Torneos Sudamericanos en Categorias Menores de hasta 16 años, en 2 oportunidades .
¿Algún mensaje que quieran compartir?
Querría compartir lo positivo de la práctica del deporte, en general. Y, a partir de esta, la oportunidad de estrechar lazos de amistad y fraternidad; de conocer personas y viajar a competencias, conocer países y culturas diferentes.
Una cosa importante de la práctica del deporte, es que llena espacios del alma, emocionales y hasta espirituales, dando la posibilidad de estructurarte de manera sólida y sana; aleja de los vicios y de prácticas perjudiciales.
Por último, destaco y rescato que, más allá de los logros individuales o colectivos deportivos y a pesar del paso inexorable del tiempo, las amistades y hermandades conseguidas, cimentadas y sostenidas, valen su peso en oro.