Entrevista a Alvaro Sienra y Luis Machuca, exalumnos de la promoción 1988
Hacia finales de la década del 80, mientras el país estaba en las puertas de su primer proceso democrático en años, un grupo de alumnos del colegio san José organizó una serie de campamentos que quedaron como un testimonio de la organización, la creatividad y la imaginación que siempre caracterizó a los estudiantes de la institución.
En esta ocasión contamos con la participación de los señores Álvaro Sienra y Luis Machuca, ambos participantes importantes de aquellos años de actividades de campamento.
AS: La estructura de los campamentos era sorprendente para la época (finales de los 80´s). El Jefe de Campamento llevaba un prolijo cuaderno anotador que seguía la secuencia de un cuaderno del jefe anterior, con reuniones semanales con la minuta de temas a tocar y con el relato de cada reunión que se asentaba en ese cuaderno, como, por ejemplo: el orden del día, la frase, la consigna, los horarios de juegos, del Casino, de las idas al pueblo, las guardias, los asaltos, etc. Se anotaban también los asistentes y el horario de la próxima reunión, detallándose el lugar, que solía ser rotativo y los encuentros se hacían en los hogares de cada uno de los Comandos. Entiendo que ese estilo de conducción de reuniones se fue heredando de generación en generación.
LM: Los campamentos se caracterizaban por reuniones previas en casas de los distintos Comandos, en las cuales planificábamos las actividades a realizar.
AS: En 1988, como era nuestro último año de colegio, queríamos aprovecharlo al máximo. En nuestros campamentos tuvieron una resonancia muy importante los fogones, que estaban minuciosamente elaborados con guiones muy simpáticos y la participación no solamente de los compañeros de promoción, sino de acampados más pequeños, lo que potenció la integración de todo el colegio.
Recuerdo que todos estaban muy deseosos que llegue la hora del Casino, a la siesta, en la península, al lado del lago, un lugar lleno de eucaliptos donde la creatividad de los muchachos volaba sin límites.
LM: Tuve la oportunidad de ser Jefe de Campamento entre el verano del 87 y la Semana Santa del 88, una época que se caracterizó por una alta participación de compañeros de la promoción 88.
AS: Tanto se disfrutaba de los fogones que los Comandos prácticamente se olvidaban de su condición de tales para fusionarse en risas con los acampados. El eco de lo que hacíamos llamó poderosamente la atención no solo de todo el alumnado, sino de las mismas autoridades del colegio, a tal punto que después de 7 años se volvió a hacer el teatro Kachiai en el salón de actos durante la kermesse del colegio en agosto de ese año. Tenemos filmado en VHS el famoso “Teatro kachiai 88” y se puede decir que además de que la ”bandera no se fue” en ninguno de nuestros 3 campamentos, lo memorable viene a ser la instalación de vuelta en la tradicional agenda sanjosiana del teatro kachiai. Creo que la dupla Maneglia/Schembori debería buscar talentos en nuestra promo, hay mucho desperdicio de creatividad no canalizada al verdadero teatro.
LM: Sobre todo, grandes recuerdos de los fogones, en los cuales teníamos unos compañeros que eran unos genios de la risa.
AS: Para nosotros él fue nuestro hermano. él era del “C”, igual que nosotros y llegó en segundo grado al colegio. Fue un terrible deportista. Era un tipo con muchos condimentos; brotaba alegría. El chiste a flor de piel, conciso, corto, sutil. A los 14 años, en segundo curso, era el arquero titular de la selección de fútbol, algo inédito e inigualable en la historia del colegio. Esto debe estar en algún libro en Betharram, ahí donde San Miguel habitaba. Además jugó en la selección de fútbol 5 y fútbol de salón. En el Exa, donde llegó a jugar casi 4 años, llegó a ser goleador como temible centro delantero. y tenía a las mujeres en el bolsillo como buen árabe que era.
LM: Abraham fue un gran acampado. Se caracterizaba por un excelente desempeño en los deportes y era unos de los principales actores del fogón. Su risa era inigualable.
Tanto se disfrutaba que los comandos prácticamente se olvidaban de su condición de tales
AS: “La Bestia” Esgaib se convirtió en Leyenda el día en que lo mataron, el 16 de agosto de 1992, justo en su cumpleaños 22. Creo que ese factor hizo que los campamentos lleven su nombre. Solo espero que esa persona pague por lo que hizo, si no lo hace acá tengan por seguro que “Don Sata” lo va a cocinar con su tridente en el cálido infierno.
LM: “La Bestia”, como lo apodábamos a Abraham, supo ganarse el cariño de todos, tanto de promociones mayores como menores. Fue un ejemplo de persona para la promoción 88. Se le extraña y admira hasta hoy en día.
LM: El buen humor y sus capacidades deportivas eran cualidades dignas de imitar y difícil de alcanzar.
AS: Sin dudas, el amor que le tenía a los deportes es digno de imitar. Los records están para batirse. Hay que encontrar un chico con 13 años que logre titularidad en la selección de fútbol para que eso pase.
LM: El campamento me ayudó a fortalecer mis amistades con compañeros y alumnos de las distintas promociones. Era una de las principales actividades de la época. Ser acampado y compartir las actividades/ anécdotas creó lazos que nos unirán para toda la vida.
AS: nos hubiese gustado que el colegio sea mixto en nuestra época. Bromas aparte, gracias por todo el trabajo que están haciendo para que la historia del colegio siga intacta y en la mente de todos los que componemos esta hermosa familia sanjosiana.
Muchos de los campamentos que ha realizado el Colegio San José desde comienzos de los 90 han sido bautizados con el nombre del exalumno Abraham Esgaib. Álvaro Sienra y Luis Machuca lo recuerdan como un gran acampado con un excelente desempeño en los deportes, siendo además uno de los actores principales del fogón con una risa inigualable.
“Era un tipo con muchos condimentos; brotaba alegría. El chiste a flor de piel, conciso, corto, sutil”, recuerda Álvaro.
Para Luis, “La Bestia” Abraham supo ganarse el cariño de todos y fue un ejemplo de persona para la promoción, además de alguien a quien se extraña y se admira. Álvaro recuerda que Esgaib se “convirtió en leyenda” el 16 de agosto de 1992, fecha de su cumpleaños número 22, en la cual fue asesinado, por lo que los campamentos hoy en día llevan su nombre como homenaje.
Tanto para Machuca como para Sienra, el gran ejemplo de Abraham Esgaib fue su amor y dedicación por los deportes, así como su buen humor.
Abraham Esgaib era un tipo con muchos condimentos; brotaba alegría. El chiste a flor de piel, conciso, corto, sutil
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