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Fuente: Historia del San José, de César Alonso de las Heras
Con conmovedores e históricos actos que se llevaron a cabo durante este año, como la beatificación del Padre Miguel Garicoits y un evento gimnástico sin precedentes en el antiguo parque caballero, 1923 es uno de los años más significativos que el colegio San José haya vivido en toda su historia.
Del 20 de febrero de este año existe una carta, en francés, del presidente Eusebio Ayala, al superior general P. Hipólito Paillas, con ocasión del viaje del P. Cestac a Francia, llevando dos banderas paraguayas para los santuarios de Lourdes y Paray-le-Monial.
En mayo se hace la apertura de la Academia. El Padre Bordenave nombra como director al Padre Marcelino Noutz; fue elegido presidente el alumno Heriberto Fernández, que al final del curso obtendría el Premio de Honor del colegio y la Medalla de oro de los exalumnos.
Se vuelve a dar una revolución así como una epidemia de gripe. Notemos, como algo sorprendente y que supone el prestigio del colegio, que para la festividad de San José -en mayo- los alumnos combatientes de la revolución obtuvieron del gobierno permiso especial para asistir a la ceremonia. Mientras tanto, el deporte continúa desarrollándose con todo éxito y la esgrima se practica con entusiasmo.
Este año, la Federación de la Juventud Católica del Paraguay publicó el primer número de su revista “Acción”. Como director se encontraba el Dr. Aurelio Alonso, como secretario de redacción Arturo Lavigne y como administrador Horacio Chiriani. A principios de julio regresa de Europa el Padre Cestac que trae a un nuevo sacerdote para el colegio, el Padre Larroque, siendo recibidos ambos por alumnos del 5to y 6to curso en el puerto. Por otro lado, el Padre Goua, quien había anunciado su pronto regreso, ve su situación de salud empeorada en Argentina, donde finalmente fallecería.
EVENTOS QUE MARCARON LA HISTORIA
Pero lo más trascendental de este año fueron las fiestas de la beatificación del Padre Miguel Garicoits (en setiembre), quien fuera fundador de la congregación, así como el acto gimnástico- deportivo en el Parque Caballero, el 12 de octubre.
Aunque se hubiera querido celebrar al nuevo beato el 30 de setiembre, faltaban las biografías del fundador, el cuadro de la apoteosis que había servido en Buenos Aires no llegaba, el Mons. Bogarín sufría de gota, se realizó una huelga armada por los empleados del tranvía y el mismo día 30 debían realizarse paros “en un ambiente saturado de pólvora”.
Postergan pues el acto y lo realizan el domingo 14, limpiándose y adornándose la Catedral. El Sr. cura párroco Padre Mena, el Padre Bellocq y la Madre Superiora del asilo con un equipo de chicas se entregan por completo a este trabajo: grandes guirnaldas de tul pendían de la bóveda. Suspendido a la altura del altar mayor se hallaba el gran cuadro de cinco metros de largo por tres y medio de ancho que representaba al beato Miguel, en el cielo de Bétharram, en éxtasis delante de la Blanca imagen de la Virgen. Hermosas flores artificiales circundaban el cuadro; las chicas del asilo las habían confeccionado durante quince días. Cuatro lámparas de doscientas bombillas cada una iluminaban el cuadro: parecía una ventana abierta sobre el paisaje de Bétharram.
La misa fue realizada por el Prior de los Franciscanos, el P. José María Botavo, debido a que el padre Bogarín estaba indispuesto. Dos sacerdotes del seminario asistieron como diácono y subdiácono, y asistieron el Encargado de Negocios de Francia, M. Ferrier, un gran número de seminaristas con sobrepelliz y numerosos sacerdotes junto con un centenar de alumnos. Detrás de estos se ubicaron unos cincuenta “migueletes”, de uniforme. todavía en la nave central los colegios de Santa teresa y la Providencia. En síntesis “un inmenso público”.
La misa, cantada a cuatro voces con partituras de los más grandes compositores duró una hora y media; la orquesta que acompañaba estuvo bajo la dirección del Padre Pucheu y el Padre Noutz “se sont tués pendant plus d’un mois pour préparer cette messe”. Los asistentes quedaron maravillados. El panegírico estuvo a cargo del Superior del Seminario, Padre Bauden.
El almuerzo contó con los eclesiásticos de la ciudad y superiores de la congregación, levantándose el Padre Bordenave en un momento para agradecer a estos, así como a los predicadores. Respondió el Padre Botavo de los franciscanos, después el Padre Bauden de los lazaristas y el cura de la Encarnación. Por la tarde, Bordenave fue hasta el asilo para agradecer a las hermanas y a las chicas que habían colaborado.
Los torneos y la exhibición gimnástica se desarrollaron el 12 de octubre en la cancha del olimpia que era parte del Parque Caballero, alquilada para la ocasión. Se temió no poder realizarla pues en la antevíspera había caía una
tremenda tormenta que anegó todas las calles. Pero el 11 a mediodía el clima se serenó y el viento sur lo secó todo.
Los doscientos alumnos participantes vestían camisa blanca, pantalones y cintos negros, medias negras, zapatillas blancas y una boina con escarapela nacional. Con el abanderado a la cabeza, la columna salió del colegio y se alineó en cuadros de ocho. Estalló la banda y por la avenida España se dirigió al parque.
Los vecinos salieron a aplaudir, “los turistas ingleses y argentinos del Hotel Belvedere captan el desfile con sus máquinas fotográficas” (mencionó en una carta el Padre Bordenave). La entrada al parque fue triunfal.
Los juegos empezaron a las 15:45hs. y duraron hasta las 18:30hs. El Ministro de Guerra fue quien entregó las medallas a los vencedores. “Era la primera vez que el público asunceno asistía a este tipo de juegos olímpicos. Pero lo que más llamó la atención fue la gimnasia sueca con banderitas tricolores que se alzaban en las manos”.
Después fue una sorpresa extraordinaria la interpretación del Himno de la Raza, con la música de La Madelon, la marcha célebre francesa de la Primera Guerra Mundial. El Padre Bordenave reconoció el esfuerzo que tuvo que hacer el Padre Noutz para adecuar al ritmo francés la letra española. Se consiguió un acompañamiento de piano y Bordenave había obtenido del Ministro de Guerra Schenone el concurso de la banda militar.