En este año, hay un cambio de director: el P. Bordenave es reemplazado por el P. Juan Pucheu, quien sería el superior del colegio hasta el año 1931.
El P. Pucheu fue siempre hombre de iniciativas sorprendentes. Aun al fin de su vida se propuso darle un auge supremo al escultismo.
Este fue siempre un emprendedor: apoyándose en la promesa del superior general, R.P. Paillas, hizo llevar al colegio unas buenas carretadas de materiales para los cimientos de la parte del colegio que falta.
En 1925 también faltó la figura venerada y tan querida del P. Cestac, que es enviado a Buenos Aires, como superior de la comunidad que atendería la iglesia de San Juan y el Monasterio de clarisas. Antes de irse, sin embargo, tuvo la satisfacción de ver al menos iniciada la obra de sus anhelos: bendijo la primera piedra de la casa de la sociedad de Santa Marta, destinada a amparar y educar a las chicas que trabajaban como empleadas domésticas en las casas de las familias de la capital. El propio presidente de la República fue padrino, así como el diputado Luis de Gasperi.
El número de alumnos aumentó considerablemente y se crearon divisiones complementarias. El P. Pucheu decidió que el estudio del francés y el inglés fueran obligatorios – con igual número de clases – en los grados de la primaria. Para los alumnos de 4°, 5° y 6° de secundaria se dieron cursos especiales para mejor desarrollo de los idiomas.
El colegio también facilitó algunas aulas para cursos especializados que tendrián los universitarios, de acuerdo con M. Ferrier, encargado de negocios de Francia. El Sr. Ferrier, en numerosas ocasiones, obsequió gran número de volúmenes de autores franceses, particularmente de literatura.
Pero este, luego, fue llamado a Francia por su gobierno. El colegio le debe muchos favores. Por sus insinuaciones – y la nacionalidad francesa de los padres del colegio – se intensificó el estudio del francés y se crearon cursos complementarios para universitarios. A la vez, también se reemplazó el alemán por el francés en la escuela militar de la que era profesor el P. Chenú.
Llegó el superior general, M.R.P. Paillas, en una visita canónica. Este debía celebrar la primera comunión de los alumnos, en junio, pero una fuerte gripe obligó postergarla.
Al superior general, lo acompañó el P. Lhaulhe, gran director del San José de Buenos Aires. En la bienvenida que les dieron los alumnos, el presidente de la Academia, Mario Balmelli, suplicó al superior que se culmine la obra
del colegio.
En ocasión de la visita, el P. Pucheu organizó una excursión en lancha en su honor. Recorrieron las aguas del Pilcomayo, Rio Negro, Puerto Elsa, Clorinda, las orillas del cerro Lambaré y la bahía de asunción.
El 8 de Julio de 1925 el R.P Pittini, inspector de los salesianos de Paraguay y Uruguay llegó hasta Asunción para visitar a los religiosos de su congregación. Con este motivo, la federación de la juventud católica del Paraguay convoca a una Eucaristía en el teatro Granados.
Hablaron los exalumnos Dr. Orué, presidente de la federación, y el exsecretario de la misma, el químico Gerónimo Molas. Como era natural, recordaron a los fundadores de la federación, padres Mena, Perez y Pucheu.
El P. Pittini, en su agradecimiento, recordó la deuda de gratitud contraída por la F.J.C.P con el colegio, y su Capilla de San José, cuando allí se fundó, bajo los auspicios del Nuncio Mons. Vasallo di Torregrossa.
El P. Goua, débil de salud, en agosto fue operado por el Dr. Decoud, ayudado por los Dres. Parodi y Doria. Hasta noviembre siguió con altibajos, por lo que fue enviado a Francia a descansar. Falleció al año siguiente, en Betharram, el 14 de abril. Fue el primer fallecido entre los religiosos que actuaron en Paraguay.
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