Entrevista a Julio Báez, docente de la institución
El profesor Julio Báez trabaja desde hace 25 años como profesor de natación en el san José. A pesar de que la asignatura empieza siendo obligatoria, en primaria, cuenta con gran satisfacción que, más adelantes, alumnos y exalumnos acuden al natatorio para seguir practicando.
Primero trabajé en la quinta, como profesor de fútbol. La pileta estaba un poco abandonada, por lo que el profesor Sindulfo Salinas, que era el coordinador de aquella época, me ofreció la posibilidad de levantar esta área. Desde entonces, estoy como profesor de natación.
En primaria es obligatoria, si el alumno, por viaje o enfermedad no participa, pierde puntos y debe venir más adelante a recuperarlos. En secundaria es opcional. Como tradición, el natatorio también tiene protagonismo en el Día de San Miguel o el Día de la Madre, como así también el último día de clases, de los alumnos de tercer curso; ellos vienen, después de la misa celebrada en honor a la festividad en cuestión y se lanzan, con ropa y todo, a la pileta.
Durante mi tiempo como profesor, fui parte de la remodelación del natatorio. Se cerró durante dos años, pues se estaba cayendo el techado de la pileta. Este tiempo en que permaneció cerrado implicó que muchos clientes asiduos se perdieran, así que, al reabrir, debió publicitarse más para atraer a nueva clientela. Empezamos así las competencias interescolares, que resaltaron bastante en los medios. Desde entonces, tenemos bastantes alumnos. Aproximadamente, acuden entre 200 y 300 personas no alumnas de la institución.
Desde las 6 hasta las 7 de la mañana se abre el natatorio para todo público. A las 7 se cierra, y vuelve a abrirse a las 14:00hs. En ese margen, es exclusivo para los alumnos.
Distintas edades vienen a entrenar, pero mayormente vienen adultos. Casi un 70% de nuestro público diría que está compuesto por adultos, los cuales vienen con problemas de salud, hernias, roturas, etc. Para mejorar estos problemas, la natación es excelente. Por eso se insiste en aprender a nadar o en volver a hacerlo.
Para alumnos externos, el inicio fijamos en 5 años, y no hay límite de edad. Para los alumnos, en el colegio, hay natación desde maternal, prejardín y en preescolar hacen primeros pataleos, destrezas en agua… No aceptamos a estas edades fuera de hora. Tiene que ver con una cuestión de seguridad: en el horario del colegio hay más seguridad, hay cuatro profesores observando. En otro horario quizás solo se encuentre un profesor, por eso no aceptamos alumnos muy chicos.
No hay dificultad en edades mayores. El que practica, nada. No hay quien llegue con algún trauma, pero salga sin nadar. Se modernizó la pileta para dar confianza a la gente, en toda la pileta se puede hacer pie. Eso da confianza a todos. Una profundidad mayor da miedo.
Tenemos herramientas como flotador, fideo, tabla. El profesor siempre está en el agua. Hay distintas categorías, principiante, intermedio, avanzado. Con los principiantes, siempre hay un profesor en el agua, dándole confianza a la persona con miedo. En el aprendizaje, se da un proceso para ir perdiendo ese miedo.
La dificultad que tiene este deporte es el cuidado personal: da mucha hambre. Se queman muchas calorías, pero al llegar a la casa, sin un proceso de nutrición adecuado, se empeora la alimentación.
En términos de salud, resulta más conveniente a asmáticos y alérgicos. Es un beneficio tremendo para ellos.
Está bien posicionada. Anteriormente, solo había piletas en clubes sociales. Actualmente, hay un mayor volumen. Y también calidad: por ejemplo, al hablar de esta, el natatorio del San José es uno de los mejores del país, cuenta con aguas climatizadas, entre 26 a 27°C, para que todos se sientan cómodos en cualquier momento del año. También tiene un precio accesible, si se lo compara con otras principales piletas del país.
Recomendaría que vengan a lugares especializados. Aun con buena intención, los padres, muchas veces mientras enseñan a sus hijos, se descuidan y, en ese descuido, ocurren accidentes. Aunque no pasen a mayores, resulta una experiencia traumática para el hijo. De ahí surge el miedo al agua y a nadar. Por eso, es mejor empezar con profesionales y luego pasar a la pileta de la casa.
El colegio adquiere un nivel muy alto entre los colegios privados, al tener esta asignatura se equipara al nivel de colegios extranjeros. Por otro lado, los chicos adquieren una seguridad en el agua que se evidencia cuando van a campamentos, viajes, paseos, etc. Es también una tranquilidad para los padres o los profesores, que saben que se disminuye así el porcentaje de accidentes posibles.
Es importante la disciplina y seriedad del profesor, hay que mantener el cuidado porque también es un deporte peligroso. Hay que atender que, jugando, no se golpeen y pueda ocurrir un accidente. Un niño puede tener seguridad en el agua, saber nadar, pero si un compañero lo “tienta”, jugando puede lastimarlo, lo cual, en el agua, es más peligroso.
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