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Rvdo. P. Cesar Alonso de las Heras
El P. César Alonso de las Heras fue un gran intelectual, pero, por sobre todo, una gran persona y un buen sacerdote. Marcó la vida de mucha gente, fue familia de las familias, incluso de quienes no estaban directamente vinculados al San José. El cariño hacia su figura le ganó que nuestro país le concediera la nacionalidad paraguaya y la categoría de “ciudadano ilustre”.
Fue sacerdote bayonés, de la Congregación del Sagrado Corazón de Jesús de Betharram. Llegó a Paraguay el 10 de febrero de 1940, incorporándose al plantel de profesores del San José. Más tarde sería director de la institución, entre 1953 y 1959.
Fundador de la Academia Literaria
Impulsó la refundación de la Academia Literaria del Colegio de San José. Esta sentó las bases de la Academia Universitaria, undada primero como Círculo Literario, en 1946. Este espacio fue semillero de talentosos literatos e intelectuales de nuestro país.
Labor cultural
El P. Alonso también montó obras de teatro -dio a conocer los pasos de Lope de Rueda y traducciones de Molière-, creando él mismo algunas, participando en la labor cultural del ambiente, dictando conferencias y sobre todo difundiendo la obra de autores como Claudel, García Lorca, Gabriel Miró, Juan Ramón Jiménez, Samuel Beckett, entre otros.
Perteneció al PEN Club Internacional, a la entidad cultural “Amigos del Arte”, al Instituto de Cultura Hispánica; es miembro de número de las Academias Paraguayas de la Historia y de la Lengua. Realizó investigaciones sobre el Lago Ypacaraí, sus leyendas y su historia; sobre Domingo Martínez de Irala y sobre aspectos poco conocidos de las Misiones Jesuíticas del Paraguay.
Algunas obras
Escribió “María de Nazaret”, “Que cercano tu recuerdo”, “Silencio”, “Rosario y Vía Crucis”, “Antología”, “Navidad – Variaciones” y “Más que tú lo he deseado”.
También “San Blas” y la obra teatral “Jalones de Gloria” sobre los cincuenta primeros años de historia del Colegio de San José, y el libro de la “Historia del Colegio de San José”.
Reconocimientos
Recibió varias condecoraciones. Entre ellas, destacan el nombramiento de caballero de la Orden de Isabel la Católica, otorgado por el gobierno español, y las “Palmes Academiques” del gobierno francés. En 1994, el gobierno paraguayo le otorgó la “Cruz de Comendador del Mérito Nacional” y en el mismo año recibió el título de Doctor Honoris Causa por la Universidad Nacional de Asunción. En 1997 fue premiado con la “Llama del Arte que nunca se apaga” por la entidad “Amigos del Arte” del Paraguay.