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Edición N°10
Empezar las clases tiene distintos sabores, dependiendo de la posición de cada uno en relación con el colegio.
Para los alumnos, volver al colegio después de meses de descanso, trae algo de emoción al reencontrarse con amigos y al empezar un curso más, de ir creciendo y sabiéndose que se están convirtiendo en “los grandes”; para los padres de alumnos, orgullo al ver esto, al ver que sus hijos están creciendo, y algo de preocupación al pensar en cómo les irá en el desempeño en nuevas materias; para los profesores, cada nuevo curso al que deben instruir presenta nuevos desafíos, pero también trae grandes satisfacciones.
¿Y los exalumnos? El cariño hacia el San José es tan grande, que de alguna manera, los vuelve a atraer en algún momento. Ya sea para algún acto, alguna misa, alguna reunión… algunos como profesores, otros como padres o como abuelos. Y ese encuentro tiene un sabor aún más profundo que el de una vuelta a clases cualquiera; tiene el sabor de todas las vueltas a clases, la regresión a todas las emociones, todos los amigos, todas las metas, las noches de estudio, los fines de semana en intercolegiales, y los rostros de todas las personas que fueron sus testigos del paso por el colegio.