Fuente: Historia del San José, de César Alonso de las Heras
El número de alumnos disminuía, por diversos motivos. La posguerra mundial produjo una gran crisis económica. Se habían hecho muchas inversiones de dinero, pero las exportaciones cayeron mucho. En 1920, uno tras otro, quebraron los tres bancos de Asunción, arrastrando en su ruina a muchísimos hacendados.
La preocupación social no estaba ajena a los miembros de la comunidad. A principios de 1921, el Superior, por consejo del P. Pucheu, crea una institución, con la aprobación del Sr. Nuncio, Mons. Vasallo. Es una cooperativa para impedir la explotación de los campesinos, y proporcionar a los asociados, a precio reducido, alimentos y materias primas. Pero la revolución impidió su éxito.
Buscando otra manera de ayudar, el Superior desarrolla con todo su poder el cultivo de cereales. El P. Bordenave, al respecto, escribe, a principios de 1921: “Se informa tanto en el extranjero como entre gente entendida del país, de los mejores métodos, que da a conocer en artículos y estudios, y él mismo hace ensayos en nuestro propio terreno. Se han obtenido buenos resultados”.
Por aquella época, mientras disminuía el número de alumnos del San José y se sentía una fuerte crisis económica, se fundaron el Colegio Internacional y un Colegio Politécnico, que admitían externos. En el San José, cuya pensión, sin embargo, era módica, solo se admitían internos o medio pupilos.
Además, los cursos de mayores se veían muy reducidos por la obligación del servicio militar, pues no existía el Cimefor. Las exigencias muy drásticas de unos cuantos profesores del Colegio Nacional- que eran interventores en los exámenes- también contribuían a reducir el número de alumnos que buscaban mayor facilidad, pues el colegio también tenía sus propias exigencias.
Ya se contaban sesenta y más alumnos en 1er. año, pero se reducían a unos quince en 4° y 5° curso, y quedaban apenas entre cinco y diez en 6° curso. Las exigencias drásticas de los interventores hacían que redoblase su propia exigencia el R.P. Moustrou, gran profesor de matemáticas, la asignatura “difícil”. No se olvide, además, que por aquellos años arreció una campaña furibunda contra la Iglesia, y muy particularmente contra el colegio.
Por la disminución del número de alumnos, se aceptan externos, se suprimen internos, y por fin, en esos años, quedan aceptados algunos.
El cuerpo docente quedaba constituido como sigue: Director P. Bordenave; comunidad: PP. Luciano Cestac, Capdevielle, Chenú, Pucheu, Moustrou, Bellocq, Larramendy, Palou, Goua, Noutz, Saubatte y los Hermanos Monserrat y Laurent Palisses, con varios maestros laicos. Por primera vez, se deja a la responsabilidad del P. Director contratar dos maestras de grado, si no se consiguen maestros para el 1er y 2° grados.
Se compra la casa del Sr. Salinier, donde funcionarían los primeros grados de primaria, y fue un tiempo residencia de profesores a tiempo completo. Se amplía el Gabinete de Química, con un gasto de 1.000$ por mes en productos químicos.
Los alumnos mayores tienen concursos semanales de las diversas asignaturas y exámenes trimestrales. Pero también se decide reemplazar las medallas de premios por diplomas. Los premios de fin de curso serán dos: el de Honor, concedido a José Thomas, y la Medalla del Exalumno, al mejor alumno de 4°, 5° y 6° cursos, Ángel Vargas Peña, en 1922. La distinción entre los dos premios comenzó en 1920.
En mayo del 21, la Federación de la Juventud Católica del Paraguay, (F.J.C.P.), demuestra su vitalidad: invita al gran orador P. Franceschi -residente en Buenos Aires-, para contrarrestar la influencia sectaria. Se hospeda en el colegio durante diez días, en los cuales dio “lnstrucciones familiares”, en la Capilla del Colegio, e importantes conferencias en el Teatro Nacional.
La Federación se sumó a los actos del 14 y 15 de Mayo, en la persona del joven exalumno Carlos Pedretti, quien pronuncia un discurso, muy aplaudido, en la Plaza Independencia Nacional.
Los alumnos desfilan con ese motivo. También se gozó de una función patriótica-literaria, por los alumnos de 5° curso y 5° grado. En esta función, Heriberto Fernández, de 5° curso, leyó un soneto patriótico, que lastimosamente no encontramos. Heriberto Fernández también participó en una comedia: “Las estatuas del Coronel”, en que hacía precisamente de Coronel. En esa misma comedia actuaba Carlos Zubizarreta.
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